Nunca recibirás ésta carta.
Estás tan lejos...
No entiendo porque muchos te sienten cerca. Yo sólo te veo nadando en el infinito, intocable e invisible.
Y a veces creo oírte en el amor que he perdido, en los momentos bellos entregados al más diablo de los diablos; En los cirios encendidos y apagados por tantas plegarias no escuchadas. Tantos templos abiertos al olvido donde hay tanto disfraz de cordero envuelto en la piel de lobizones convencidos de lavarse la carroña a través sus propios perdones...
Creo no saber a que te dedicas en éstos tiempos de revoluciones ciegas, de abandono celestial...
Sólo quisiera mostrate, lo que en mi alma escondes. Tan sólo prestarte el dolor por un tiempo para que juegues a la creación un rato y me devuelvas la experiencia de tus años y las visiones de tu futuro...¿Qué hay que aprender para llegar a donde te escondes?
No reprocho haberte perdido o haberte olvidado
Todos lo han hecho...Soy uno más.
Y no culpo tus inacciones, pero: ¿Cuándo oiremos las cadenas de tu orgullo destilando los mares en los vientos desaforados?, ¿cuándo dejarás en paz al débil de tus inconcientes resoluciones?.
Toda energía se transforma, y hoy te están transformando en nada...y nada haces.
Despierta también en mí lo oculto de tus ojos negros que dibujan claros en las mentiras de las escrituras..; La historia la escriben los que ganan...los que pierden las leen para creerlas...
Hasta siempre buen Dios...
Y por si te llega el mensaje encerrado en ésta botella cósmica, bébete mi sangre envenenada de incredulidad y ateísmo. Procura dejarme la esperanza de un mundo nuevo, si es que puedes lograrlo...pero no lo hagas de nuevo desde las alturas enviando al más malcriado de tus hijos al que engañaron en la cruz y le hicieron creer que muriendo sería libre. No lo hagas sufrir, enseñale el camino más corto y a nosotros líbranos de todo mal...Amén.
Tu siervo
