10/10/12

Fernando Pessoa: "Fragmentos del libro del desasosiego III"

Los sentimientos que más duelen, las emociones que más acucian, son los que resultan absurdos - el ansia de cosas imposibles, precisamente porque son imposibles , la nostalgia de lo que nunca hubo, el deseo de lo que podría haber sido, la pena de no ser otro, la insatisfacción de la existencia del mundo. Todos estos medios tonos de la conciencia del alma crean en nosotros un paisaje dolorido, un eterno poniente de lo que somos.(...) Pero lo que nos queda de sentir todo esto es con seguridad un disgusto de la vida y de todos sus gestos, un cansancio anticipado de los deseos y de todos sus modos, un disgusto anónimo de todos los sentimientos. En estas horas de pena sutil, se nos hace imposible, hasta en sueños, ser amante, ser héroe, ser feliz. Todo está vacío  hasta en la idea de lo que es. Todo eso está dicho en otro lenguaje para nosotros incomprensible, meros sonidos de sílabas sin forma en el entendimiento. La vida es hueca, el alma es hueca, el mundo es hueco. Todos los dioses mueren de una muerte mayor que la muerte. Todo está más vacío que lo vacuo. Todo es un caótico amontonamiento de nada.     
Si pienso esto y miro, para ver si la realidad apacigua mi sed, veo casas inexpresivas, caras inexpresivas, gestos inexpresivos. Piedras, cuerpos, ideales - todo está muerto. Todos los movimientos son parajes, el mismo paraje todos ellos. Nada me dice nada. Nada me es conocido, no porque me extrañe sino porque no sé qué es. Se perdió el mundo. Y en el fondo de mi alma - como única realidad de este momento - hay una pena intensa e invisible, una tristeza que es como el sonido de quien llora en una habitación oscura.