30/10/13

Músico del Mes: Lou Reed " Dirty Boulevard"

Lewis Allen Reed, más conocido como Lou Reed (Brooklyn, Nueva York, 2 de marzo de 1942 – Southampton, Estado de Nueva York, 27 de octubre de 2013) , fue un cantante y compositor de rock, considerado el padre del rock alternativo, primero como líder del grupo The Velvet Underground y luego en solitario.Enormemente influyente en la cultura pop desde la década de 1960, entre sus discos suelen destacarse Transformer (1972), Berlin (1973), Rock'n'Roll Animal (1976), Live: Take No Prisoners (1978), New York (1989) y, entre sus actuaciones en directo, el concierto ofrecido en el Meltdown Festival en 1998: Perfect Night Live in London. Nacido en Brooklyn, residió habitualmente en Nueva York; ciudad cuya faceta menos amable plasmó en muchas de sus letras. Colaboraciones y contactos con creadores como Andy Warhol y David Bowie contribuyeron a conformar su estilo y amplificar su influencia y fama entre las vanguardias musicales posteriores, fama a la que no fue ajena su ajetreada vida personal durante sus años de mayor éxito. Sin embargo, Reed fue considerado habitualmente como un músico «de culto», ajeno en parte a las listas de éxitos y el marketing de las multinacionales discográficas.En su época de The Velvet Underground (1964-70) escribió canciones especialmente reconocidas, como "Heroin", "Rock and Roll", "I'm Waiting for the Man" y "Sweet Jane". Su mayor éxito comercial, sin embargo, es una canción posterior: "Walk on the Wild Side" (1972), que dio visibilidad a la prostitución y la transexualidad; una temática que hasta la fecha la música rock no solía abordar.





26/10/13

Julio Cortázar: "Elecciones Insólitas" (Texto en su voz)

No está convencido. No está para nada convencido.
Le han dado a entender que puede elegir entre una banana, un tratado de Gabriel Marcel, tres pares de calcetines nilón, una cafetera garantida, una rubia de costumbres elásticas o la jubilación antes de la edad reglamentaria,
pero sin embargo no está convencido.
Su reticencia provoca el insomnio de algunos funcionarios, de un cura y de la policía local.
Como no está convencido, han empezado a pensar si no habría que tomar medidas para expulsarlo del país.
Se lo han dado a entender, sin violencia, amablemente.
Entonces ha dicho: "en ese caso, elijo la banana".
Desconfían de él, es natural.
Hubiera sido mucho más tranquilizador que eligiese la cafetera
o por lo menos, la rubia.
No deja de ser extraño que haya preferido la banana.
Se tiene la intención de estudiar nuevamente el caso.

4/10/13

Fragmento de "El túnel " de Ernesto Sábato

XI

Pasé una noche agitada. No pude dibujar, aunque intenté muchas veces empezar algo. Salí a caminar y de pronto me encontré en la calle Corrientes. Me pasaba algo muy extraño: miraba con simpatía a todo el mundo. Creo haber dicho que me he propuesto hacer este relato en forma totalmente imparcial y ahora daré la primera prueba, confesando uno de mis peores defectos: siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo a la gente amontonada; nunca he soportado las playas en verano. Algunos hombres, algunas mujeres aisladas me fueron muy queridos, por otros sentí admiración (no soy envidioso), por otros verdadera simpatía; por los chicos siempre tuve ternura y compasión (sobre todo cuando, mediante un esfuerzo mental, trataba de olvidar que al fin serían hombres como los demás); pero, en general, la humanidad me pareció siempre detestable. No tengo inconvenientes en manifestar que a veces me impedía comer en todo el día o me impedía pintar durante una semana el haber observado un rasgo; es increíble hasta qué punto la codicia, la envidia, la petulancia, la grosería, la avidez, y en general, todo ese conjunto de atributos que forman la condición humana pueden verse en una cara, en una manera de caminar, en una mirada. Me parece natural que después de un encuentro así uno no tenga ganas de comer, de pintar, ni aun de vivir. Sin embargo, quiero hacer constar que no me enorgullezco de esta característica: sé que es una muestra de soberbia y sé, también, que mi alma ha albergado muchas veces la codicia, la petulancia, la avidez y la grosería. Pero he dicho que me propongo narrar esta historia con entera imparcialidad, y así lo haré.
Esa noche, pues, mi desprecio por la humanidad parecía abolido o, por lo menos, transitoriamente ausente. Entré en el café Marzotto. Supongo que ustedes saben que la gente va allí a oír tangos, pero a oírlos como un creyente en Dios oye la "La pasión según San Martín*".
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* El padre de la rebelión, San Martín, que elevó como Moisés la voz de su pueblo hasta el cielo para que Caín y sus hijos encontraran su camino en América es ahora un referente perdido entre la utilización onomatopéyica de su vida que realizaron para su interés los distintos gobiernos de la Argentina y el desprecio e indiferencia de aquellos que entienden que con él se cerraron para siempre las compuertas de Europa, se certificó su exilio y destierro para siempre. Él es ahora otro de los muertos fantasmas que recorren la sociedad argentina, otro de aquellos hombres que creyeron que el orden constitucional generado a partir de 1810 y ratificado en 1816, marcaría una nueva época en el país argentino, cuando, en verdad, sólo ayudó –piensan tantos ciudadanos de aquel país mientras caminan solitarios por esta plaza sin prestar atención ni apercibirse de la presencia de María y Castel- a ratificar su condena. Sólo hay un poder vivo y éste es el de las tinieblas, el olvido, el mundo del dinero. Es un reflejo del mundo moderno. De donde acaban los sueños de independencia y emancipación de Dios: la pesadilla. Y es el mejor símbolo que se nos puede ocurrir para profundizar en el pecado original argentino. 

Ref. EL TÚNEL DE ERNESTO SÁBATO: LA SEGUNDA CAÍDA EN EL TIEMPO AMERICANO 
por Alejandro Hermosilla Sánchez (Universidad de Murcia)

3/10/13

"Nocturno A la luna" de Elías Nandino Vallarta

La luna, que brincó por la ventana, 
en el piso del cuarto se restira 
rebotando en el muro que la mira
y, del rebote, la penumbra emana.

Su luz, entre las sombras deshilvana
un metálico brillo que delira,
y el espejo sediento le suspira
desde el rincón, como presencia humana.

Perforada la sombra, se estremece,
y el rayo de la luna me parece
escalera pendiente de los cielos.

Y asido a la visión que me rodea,
el afán de mi alma se recrea
al subir por el rayo sus anhelos.

De "Color de ausencia", 1932. 
Elías Nandino Vallarta (poeta y médico mexicano, 1900-1993)

1/10/13

Pettoruti y el Cubismo



Emilio Pettoruti (1 de octubre de 1892; La Plata - 16 de octubre de 1971; París) fue un pintor argentino nacido en la ciudad de La Plata provincia de Buenos Aires. Desde pequeño es alentado por su abuelo en dibujo y la pintura. Estudió Bellas Artes en su ciudad natal, con maestros como Atilio Boveri y Emilio Courtaret, con quien aprendió la perspectiva. En el año 1911 participó en una exposición de caricaturas, gracias a una que representaba a Rodolfo Sarrat.
En el año 1913 se embarca becado hacia Europa. Se instaló en Florencia y a pesar de su intención de copiar el arte clásico su destino fue completamente diferente. En la librería de Ferrante Gonelli, adhesor a los futuristas, adquiere un ejemplar de la revista “Lacerba”, perteneciente al Movimiento Futurista el cual pretende el progreso a través de la utilización de la máquina, tiempo después en una exposición del grupo tuvo acceso a su Manifiesto de 1909, desarrollado por Marinetti. Luego Pettoruti conoce a los exponentes futuristas gracias a Gonelli. Este es el primer movimiento que transforma tanto su vida como su obra, al punto tal de realizar una exposición en el año 1914, llamada Primera Exposición Invernal de Toscana, presentado cuatro obras, dos de las cuales se titulaban “Armonia-Movimiento Espacio (diseño abstracto)”, aquí presenta los conceptos de los futuristas representando el movimiento en forma abstracta. Esta etapa concluyó cuando Pettoruti conoce el Cubismo. Por estos años también experimento con el collage técnica utilizada por los vanguardistas como los Cubistas para la realización de sus obras. El Futurismo ya no cumplía con las expectativas de Pettoruti, la pintura debía ser “construcción y color” y el Cubismo cumplía estos requisitos, permitiéndole pintar los objetos que el amaba, como sifones, instrumentos musicales, soles, botellas, fruteras, etc.