10/12/13

Homenaje a Mandela en el dia de los Derechos Humanos - Tracy Chapman " Talking about revolution"

Extractos de "Coplas del payador perseguido" - Atahualpa Yupanqui

Con permiso via a dentrar
aunque no soy convidao,
pero en mi pago, un asao
no es de naides y es de todos.
Yo via cantar a mi modo
después que haiga churrasquiao.

No tengo Dios pa pedir
cuartiada en esta ocasión,
ni puedo pedir perdón
si entuavía no hei faltao;
veré cuando haiga acabao;
pero ésa es otra cuestión.

Yo sé que muchos dirán
que peco de atrevimiento
si largo mi pensamiento
pal rumbo que ya elegí,
pero siempre hei sido ansi;
galopiador contra el viento.

...
La sangre tiene razones
que hacen engordar las venas.
Pena sobre pena y pena
hacen que uno pegue el grito.
La arena es un puñadito
pero hay montañas de arena

No sé si mi canto es lindo
o si saldrá medio triste;
nunca fui zorzal, ni existe
plumaje más ordinario.
Yo soy pájaro corsario
que no conoce alpiste.

Vuelo porque no me arrastro,
que el arrastrarse es la ruina;
anido en árbol de espina
lo mesmo que en cordilleras
sin escuchar las zonceras
del que vuela a lo gallina.

No me arrimo así nomás
a los jardines floridos.
Sin querer vivo alvertido
pa' no pisar el palito.
Hay pájaros que solitos
se entrampan por presumidos.
...
Yo soy de los del montón
no soy flor de invernadero
igual que el trébol campero
crezco sin hacer barullo
me apreto contra los yuyos
y así lo aguanto al pampero.

Si me dicen señor;
agradezco el homenaje
mas soy gaucho entre el gauchaje
y soy nadie entre los sabios
y son para mi los agravios
que le hagan al paisanaje.

La vanidad es yuyo malo
que envenena toda huerta
es preciso estar alerta
manejando el asadón
pero no falta el varón
que la riega hasta en su puerta.

19/11/13

Corto Animado : "El Puente" por Ting Chian Tey

"Quizás la obra sea una venganza del individuo aislado..." (Fragmento de Las Ratas por José Bianco)

...
  Mi padre confesó que su pintura le producía un malestar casi físico.
- Pero ese autorretrato...
- Es un boceto.
- ¿ Así que usted prefiere los bocetos, los apuntes preliminares, a las obras definitivas? - le preguntó Núñez.
      Mi padre aclaró el sentido de sus palabras refiriendo la impresión que tuvo días antes, en casa de un amigo frente a un cuadro de Z., el pintor español. El dibujo, la composición, el colorido, le habían parecido francamente malos y, sin embargo, el cuadro en sí le repugnaba menos que otros cuadros de Z. Se acercó y comprendió que era la obra de un imitador de Z., un discípulo sin ningún talento.
- Cuando uno toma un camino equivocado -dijo- mientras más oficio y más dotes naturales se poseen, se hacen cosas cada vez más detestables. Se avanza más y más hacia el error.
     Pero Isabel estaba decidida a elogiar la pintura de mi padre.
- ¡Qué absurdo! -dijo- Tú no habías elegido un camino equivocado.
    Mi padre admitió que él, estéticamente, había sido muy ambicioso. Pero esa misma actitud le exigía sacrificios y luchas que no tuvo el valor de afrontar.
- Y hacerlos con exaltación, con entusiasmo. Tener esa expresión rebelde y optimista de que hablaba mi mujer y que yo he perdido para siempre.
  Isabel pensaba en sacrificios y luchas materiales. Según mi padre, se trataba de luchar contra el miedo, la inercia, la rutina, los sentimientos convencionales, las ideas hechas, la facilidad. El artista debía vivir en un eterno antagonismo.
- Usted postula una rebelión sistemática que conduce a la soledad -exclamó Núñez -. Y no es bueno que el hombre esté sólo, como dice el Génesis. El artista no debe sustraerse al espíritu de su tiempo.
- Habría que saber -replicó mi padre- si lo que sobrevive de una época no es aquello que parecía más en pugna con la época misma. Un periodista inglés ha escrito que cuando los sociólogos hablan de la necesidad de conformarnos  al espíritu de nuestro tiempo, olvidan que nuestro tiempo es la obra de unos pocos que no quisieron conformarse con nada, Si, ya sabemos. No conviene apartarse de los demás, aislarse. Pero en las sociedades burguesas el artista ha perdido toda función y tiene que aislarse, necesariamente. Quizás la obra sea una venganza del individuo aislado.
A Núñez le parecía una concepción exagerada e inhumana...

Novelas cumbres
de José Bianco
José "Pepe" Bianco fue un escritor argentino, nacido en la ciudad de Buenos Aires en 1908 y fallecido en la misma ciudad en 1986. Cultivó la novela, el cuento y el ensayo. Incursionó también en el periodismo y en la traducción. Fue secretario de la revista Sur por dos décadas y Jorge Luis Borges se contaba entre sus admiradores.En las ediciones de Sur fue publicado "Las Ratas" en 1943.  En 1961, Victoria Ocampo decide separarlo de su puesto por su visita a Cuba, donde había triunfado la Revolución, y su participación como jurado en el Premio Casa de las Américas. 




12/11/13

Naif: El arte de lo "ingenuo"

La denominación naif (del francés naïf, 'ingenuo') se aplica a la corriente artística caracterizada por la ingenuidad y espontaneidad, el autodidactismo de los artistas, los colores brillantes y contrastados y la perspectiva acientífica captada por intuición. En muchos aspectos, recuerda (o se inspira) en el arte infantil, muchas veces ajeno al aprendizaje académico.El concepto naíf, del francés naïf, alude no sólo a cierto estilo, aplicado en el arte, sino que se formaliza en una graciosa falta de conocimientos técnicos y teóricos: en algunos casos suele faltar un sistema de perspectiva o una línea de fuga así como un ajustado criterio de las proporciones o un elaborado trabajo cromático por lo que podríamos decir que los autores pintaban lo que ellos deseaban o les parecía más adecuado sin atenerse a ninguna norma.
La esencia y el carácter del arte naif brotan en el campo anímico de la inocencia y la sencillez. Si el artista naif renuncia a ellas, pone en peligro el clima específico de su arte.
A lo largo de años o decenios de actividad artística, aquel perfecciona su técnica y puede moverse con más libertad en la materia de su composición. En cambio, si su sensibilidad y receptividad disminuyen, si empieza a repetirse y se pasa a la producción en serie, puede suceder que pierda en ingenuidad y en espontaneidad imaginativa... 
Del libro "El Arte Naif", de Oto Bihalji-Merin


Algunas obras de reconocidos "Naif ´s"





DI FAZIO
(italia)





DE DEUS
(brasil)











NORNIELLA
(italia)




SANCHEZ MARIN
(españa)













PILAR SALA
(argentina)

8/11/13

Mario Benedetti : "Los Bomberos" (cuento breve)

Olegario no fue sólo un as del presentimiento sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: "mañana va a llover". Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: "el martes saldrá el 57 a la cabeza". y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible y dijo " es posible que mi casa se esté quemando". Llamaron a un taxi y encargaron al chofer que siguiera cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: " es casi seguro que mi casa se esté quemando". Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tensos de expectativa. Por fin, frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor.
De vez en cuando desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por los aires.
Con toda parsimonia Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata y luego con un aire de humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los abrazos de sus buenos amigos.

Músico del Mes: Annie Lennox - "Here comes the rain again - Live"

"Exvoto" (Oliverio Girondo)

A las chicas de Flores

Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.
Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamás -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan y se apaguen como luciérnagas.
Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembrazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda.
Buenos Aires, octubre de 1920








Oliverio Girondo 
de "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía" 1922

Mi alma (paralela) - Almafuerte


I


Bajo la curva de la noche, fúnebre,
sobre la arena del desierto, cálida,
se conturba la mente del proscripto,
su pie desnudo vacilante marcha;
y allá en la curva fúnebre del cielo
la estrella solitaria;
y allá, sobre las cálidas arenas,
el oasis y el agua!

II

Bajo la curva del dolor, fatídica,
sobre el desierto de mi vida trágica,
mi acongojada mente se conturba,
mi vacilante pie se despedaza;
y allá, en la curva del dolor, siniestra,
la luz de la esperanza;
y allá sobre el desierto de mi vida,
la resonante multitud de mi alma!

Trenque Lauqen, 1895
"Poesías completas" de Almafuerte - Ed. Losada, Buenos aires, 1997

30/10/13

Músico del Mes: Lou Reed " Dirty Boulevard"

Lewis Allen Reed, más conocido como Lou Reed (Brooklyn, Nueva York, 2 de marzo de 1942 – Southampton, Estado de Nueva York, 27 de octubre de 2013) , fue un cantante y compositor de rock, considerado el padre del rock alternativo, primero como líder del grupo The Velvet Underground y luego en solitario.Enormemente influyente en la cultura pop desde la década de 1960, entre sus discos suelen destacarse Transformer (1972), Berlin (1973), Rock'n'Roll Animal (1976), Live: Take No Prisoners (1978), New York (1989) y, entre sus actuaciones en directo, el concierto ofrecido en el Meltdown Festival en 1998: Perfect Night Live in London. Nacido en Brooklyn, residió habitualmente en Nueva York; ciudad cuya faceta menos amable plasmó en muchas de sus letras. Colaboraciones y contactos con creadores como Andy Warhol y David Bowie contribuyeron a conformar su estilo y amplificar su influencia y fama entre las vanguardias musicales posteriores, fama a la que no fue ajena su ajetreada vida personal durante sus años de mayor éxito. Sin embargo, Reed fue considerado habitualmente como un músico «de culto», ajeno en parte a las listas de éxitos y el marketing de las multinacionales discográficas.En su época de The Velvet Underground (1964-70) escribió canciones especialmente reconocidas, como "Heroin", "Rock and Roll", "I'm Waiting for the Man" y "Sweet Jane". Su mayor éxito comercial, sin embargo, es una canción posterior: "Walk on the Wild Side" (1972), que dio visibilidad a la prostitución y la transexualidad; una temática que hasta la fecha la música rock no solía abordar.





26/10/13

Julio Cortázar: "Elecciones Insólitas" (Texto en su voz)

No está convencido. No está para nada convencido.
Le han dado a entender que puede elegir entre una banana, un tratado de Gabriel Marcel, tres pares de calcetines nilón, una cafetera garantida, una rubia de costumbres elásticas o la jubilación antes de la edad reglamentaria,
pero sin embargo no está convencido.
Su reticencia provoca el insomnio de algunos funcionarios, de un cura y de la policía local.
Como no está convencido, han empezado a pensar si no habría que tomar medidas para expulsarlo del país.
Se lo han dado a entender, sin violencia, amablemente.
Entonces ha dicho: "en ese caso, elijo la banana".
Desconfían de él, es natural.
Hubiera sido mucho más tranquilizador que eligiese la cafetera
o por lo menos, la rubia.
No deja de ser extraño que haya preferido la banana.
Se tiene la intención de estudiar nuevamente el caso.

4/10/13

Fragmento de "El túnel " de Ernesto Sábato

XI

Pasé una noche agitada. No pude dibujar, aunque intenté muchas veces empezar algo. Salí a caminar y de pronto me encontré en la calle Corrientes. Me pasaba algo muy extraño: miraba con simpatía a todo el mundo. Creo haber dicho que me he propuesto hacer este relato en forma totalmente imparcial y ahora daré la primera prueba, confesando uno de mis peores defectos: siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo a la gente amontonada; nunca he soportado las playas en verano. Algunos hombres, algunas mujeres aisladas me fueron muy queridos, por otros sentí admiración (no soy envidioso), por otros verdadera simpatía; por los chicos siempre tuve ternura y compasión (sobre todo cuando, mediante un esfuerzo mental, trataba de olvidar que al fin serían hombres como los demás); pero, en general, la humanidad me pareció siempre detestable. No tengo inconvenientes en manifestar que a veces me impedía comer en todo el día o me impedía pintar durante una semana el haber observado un rasgo; es increíble hasta qué punto la codicia, la envidia, la petulancia, la grosería, la avidez, y en general, todo ese conjunto de atributos que forman la condición humana pueden verse en una cara, en una manera de caminar, en una mirada. Me parece natural que después de un encuentro así uno no tenga ganas de comer, de pintar, ni aun de vivir. Sin embargo, quiero hacer constar que no me enorgullezco de esta característica: sé que es una muestra de soberbia y sé, también, que mi alma ha albergado muchas veces la codicia, la petulancia, la avidez y la grosería. Pero he dicho que me propongo narrar esta historia con entera imparcialidad, y así lo haré.
Esa noche, pues, mi desprecio por la humanidad parecía abolido o, por lo menos, transitoriamente ausente. Entré en el café Marzotto. Supongo que ustedes saben que la gente va allí a oír tangos, pero a oírlos como un creyente en Dios oye la "La pasión según San Martín*".
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* El padre de la rebelión, San Martín, que elevó como Moisés la voz de su pueblo hasta el cielo para que Caín y sus hijos encontraran su camino en América es ahora un referente perdido entre la utilización onomatopéyica de su vida que realizaron para su interés los distintos gobiernos de la Argentina y el desprecio e indiferencia de aquellos que entienden que con él se cerraron para siempre las compuertas de Europa, se certificó su exilio y destierro para siempre. Él es ahora otro de los muertos fantasmas que recorren la sociedad argentina, otro de aquellos hombres que creyeron que el orden constitucional generado a partir de 1810 y ratificado en 1816, marcaría una nueva época en el país argentino, cuando, en verdad, sólo ayudó –piensan tantos ciudadanos de aquel país mientras caminan solitarios por esta plaza sin prestar atención ni apercibirse de la presencia de María y Castel- a ratificar su condena. Sólo hay un poder vivo y éste es el de las tinieblas, el olvido, el mundo del dinero. Es un reflejo del mundo moderno. De donde acaban los sueños de independencia y emancipación de Dios: la pesadilla. Y es el mejor símbolo que se nos puede ocurrir para profundizar en el pecado original argentino. 

Ref. EL TÚNEL DE ERNESTO SÁBATO: LA SEGUNDA CAÍDA EN EL TIEMPO AMERICANO 
por Alejandro Hermosilla Sánchez (Universidad de Murcia)

3/10/13

"Nocturno A la luna" de Elías Nandino Vallarta

La luna, que brincó por la ventana, 
en el piso del cuarto se restira 
rebotando en el muro que la mira
y, del rebote, la penumbra emana.

Su luz, entre las sombras deshilvana
un metálico brillo que delira,
y el espejo sediento le suspira
desde el rincón, como presencia humana.

Perforada la sombra, se estremece,
y el rayo de la luna me parece
escalera pendiente de los cielos.

Y asido a la visión que me rodea,
el afán de mi alma se recrea
al subir por el rayo sus anhelos.

De "Color de ausencia", 1932. 
Elías Nandino Vallarta (poeta y médico mexicano, 1900-1993)

1/10/13

Pettoruti y el Cubismo



Emilio Pettoruti (1 de octubre de 1892; La Plata - 16 de octubre de 1971; París) fue un pintor argentino nacido en la ciudad de La Plata provincia de Buenos Aires. Desde pequeño es alentado por su abuelo en dibujo y la pintura. Estudió Bellas Artes en su ciudad natal, con maestros como Atilio Boveri y Emilio Courtaret, con quien aprendió la perspectiva. En el año 1911 participó en una exposición de caricaturas, gracias a una que representaba a Rodolfo Sarrat.
En el año 1913 se embarca becado hacia Europa. Se instaló en Florencia y a pesar de su intención de copiar el arte clásico su destino fue completamente diferente. En la librería de Ferrante Gonelli, adhesor a los futuristas, adquiere un ejemplar de la revista “Lacerba”, perteneciente al Movimiento Futurista el cual pretende el progreso a través de la utilización de la máquina, tiempo después en una exposición del grupo tuvo acceso a su Manifiesto de 1909, desarrollado por Marinetti. Luego Pettoruti conoce a los exponentes futuristas gracias a Gonelli. Este es el primer movimiento que transforma tanto su vida como su obra, al punto tal de realizar una exposición en el año 1914, llamada Primera Exposición Invernal de Toscana, presentado cuatro obras, dos de las cuales se titulaban “Armonia-Movimiento Espacio (diseño abstracto)”, aquí presenta los conceptos de los futuristas representando el movimiento en forma abstracta. Esta etapa concluyó cuando Pettoruti conoce el Cubismo. Por estos años también experimento con el collage técnica utilizada por los vanguardistas como los Cubistas para la realización de sus obras. El Futurismo ya no cumplía con las expectativas de Pettoruti, la pintura debía ser “construcción y color” y el Cubismo cumplía estos requisitos, permitiéndole pintar los objetos que el amaba, como sifones, instrumentos musicales, soles, botellas, fruteras, etc.

20/9/13

Ante la ley (Cuento-parábola de Franz Kafka)

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley.
Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.
-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.
La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:
-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.
El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.
Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice: - Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.
Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.
-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.
-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?
El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:
-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.
Fin
...
Análisis:
En la obra de Kafka aparecen con insistencia tres conceptos fundamentales, que se erigen en otros tantos paradigmas que tienen constante reflejo en sus narraciones. El primer paradigma es el de la culpa; el segundo, el de la búsqueda de la redención (o la acogida); y el tercero, el de las construcciones o, más propiamente, el de la construcción. La relación entre estos tres ejes se expresa en que la culpa agudiza el ansia de ser admitido, de modo que se establece entre ambos elementos una interdependencia recíproca; el paradigma de la construcción puede tomarse como una reflexión sobre las características del orden que rige la situación de la que los otros dos impulsos son consecuencia. Naturalmente, es posible hallar otros ejes en la obra kafkiana, y establecer otras relaciones. A los efectos del análisis aquí perseguido, no obstante, nos centraremos en los tres indicados, dada su potencialidad para caracterizar el fenómeno jurídico en sus diversas facetas. Y podemos retener un primer y trascendental dato: la visión kafkiana de la realidad no se atiene puramente al objeto en sí, sino que lo toma como un elemento que sostiene una dialéctica con el individuo cognoscente, en una línea que no está lejos del existencialismo. 
Con "Ante la ley" nos situamos en el paradigma de la petición, de la súplica de acceso. Aunque no es cronológicamente lo primero (la culpa es previa), el sujeto en el mundo kafkiano encara la realidad objetiva desde esta postura de solicitación, hallando sólo la negativa a acogerle de aquello ante lo que suplica. Es lo que sucede en esta parábola. El campesino juzga que la ley debe estar abierta para todos, pero la experiencia le demuestra que no es así. El traslado de este esquema a lo jurídico, que nos viene sugerido por la misma elección del símbolo ley, se traduce inmediatamente en la pretensión del individuo de algo que entiende que le debe ser concedido (en cierto modo lo denota el que la puerta de la ley esté físicamente abierta, aunque luego no resulte esto más que una apariencia engañosa), pero que la ley, por mediación de uno de sus ejecutores, le niega. La ley aparece como una sucesión de guardianes de aspecto crecientemente temible, de obstáculos que desprecian al individuo y ante los que éste no puede responder sino con la resignación y la espera. La ley se rodea de todos los ornamentos del poder y el individuo es un campesino, palabra en la que no es difícil encontrar resonancias nada respetuosas con su entidad. En una primera aproximación, pues, el individuo es caracterizado frente al Derecho como algo insignificante, subordinado, desprovisto de eso de lo que el mismo orden jurídico se supone que ha de ser fuente: el derecho subjetivo. El gusto kafkiano por la paradoja tiene aquí un ejemplo notorio. 

fuente: http://www.accionarte.com/kafka/html/ensayos/ensayos/ensayo07-03-silva-derechoenkafka.htm

Video: Georges Bataille - reflexiones sobre la obra "La literatura y el mal"

9/9/13

Cuento breve: "El Origen del Mal" (León Tolstói)

En medio de un bosque vivía un ermitaño, sin temer a las fieras que allí moraban. Es más, por concesión divina o por tratarlas continuamente, el santo varón entendía el lenguaje de las fieras y hasta podía conversar con ellas.
En una ocasión en que el ermitaño descansaba debajo de un árbol, se cobijaron allí, para pasar la noche, un cuervo, una paloma, un ciervo y una serpiente. A falta de otra cosa para hacer y con el fin de pasar el rato, empezar a discutir sobre el origen del mal.

- El mal procede del hambre - declaró el cuervo, que fue el primero en abordar el tema -.Cuando uno come hasta hartarse, se posa en una rama, grazna todo lo que le viene en gana y las cosas se le antojan de color de rosa. Pero, amigos, si durante días no se prueba bocado, cambia la situación, y ya no parece tan divertida ni tan hermosa a la naturaleza. ¡Qué desasosiego! ¡Qué intranquilidad siente uno ! Es imposible tener un momento de descanso. Y si vislumbro un buen pedazo de carne, me abalanzo sobre él, ciegamente. Ni palos ni piedras, ni lobos enfurecidos serían capaces de hacerme soltar la presa. ¡cuántos perecemos como víctimas del hambre! No cabe duda de que el hambre es el origen del mal.
El palomo se creyó obligado a intervenir, apenas el cuervo hubo cerrado el pico.
Opino que el mal no proviene del hambre, sino del amor. Si viviéramos solos, sin hembras, sobrellevaríamos las penas. Mas, ¿Ay!, vivimos en pareja y amamos tanto a nuestra compañera, que no hallamos un minuto de sosiego, siempre pensando en ella. ¿"Habrá comido?", no preguntamos.; "¿tendrá bastante abrigo?". Y cuando se aleja un poco de nuestro lado, nos sentimos como perdidos y nos tortura la idea de que un gavilán la haya despedazado o de que el hombre la haya hecho prisionera. Empezamos a buscarla por doquier, con loco afán; y a veces, corremos hacia la muerte, pereciendo entre las garras de las aves de rapiña o en las mallas de una red. Y si la compañera desaparece, uno no come ni bebe; no hace más que buscarla y llorar. ¡Cuántos mueren así entre nosotros! Ya ven que todo el mal proviene del amor, y no del hambre.
- No; el mal ni viene ni del hambre ni del amor- arguyó la serpiente-. El mal viene de la ira. si viviésemos tranquilos o si no buscásemos pendencia, entonce todo iría bien. Pero, cuando algo se arregla de modo distinto a como quisiéramos, nos arrebatamos y todo nos ofusca. Sólo pensamos en una cosa: descargar nuestra ira en el primero que encontramos. Entonces, como locos, lanzamos silbidos y nos retorcemos, tratando de morder a alguien. En tales momentos, no se tiene piedad de nadie; mordería uno a su propio padre o a su propia madre; podríamos comernos a nosotros mismos; y el furor acaba por perdernos. Sin duda alguna , todo el mal viene de la ira.
El ciervo no fue de este parecer.
- No; no es de la ira ni del amor ni del hambre de donde procede el mal, sino del miedo. Si fuera posible no sentir miedo, todo marcharía bien. Nuestras patas son ligeras para la carrera y nuestro cuerpo vigoroso. Podemos defendernos de un animal pequeño, con nuestros cuernos, y la huída nos preserva de los grandes. Pero es imposible no sentir miedo. apenas cruje una rama en el bosque se mueve una hoja temblamos de terror. El corazón palpita, como si fuera a salirse del pecho, y echamos a correr. Otras veces, una liebre que pasa, un pájaro que agita las alas o una ramita que caer, nos hace creer que nos persigue una fiera; y salimos disparados, tal vez hacia el lugar del peligro. A veces, para esquivar a un perro, vamos a dar con el cazador; otras, enloquecidos de pánico, corremos sin rumbo y caemos por un precipicio, donde nos espera la muerte. Dormimos preparados para echar a correr; siempre estamos alertas, siempre llenos de terror. No hay modo de disfrutar de un poco de tranquilidad. De ahí deduzco que el origen del mal está en el miedo.

Finalmente intervino el ermitaño y dijo lo siguiente:
- No es el hambre, el amor , la ira ni el miedo, la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza. ella es la que engendra el hambre, el amor, la ira y el miedo.
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Lev Nikoláievich Tolstói (león Tolstoi) murió un día como hoy, 9 de septiembre de 1828; Fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial. Sus más famosas obras son "Guerra y Paz" y "Ana Karenina", y son tenidas como la cúspide del realismo. Sus ideas sobre la «no violencia activa», expresadas en libros como "El reino de Dios está en vosotros" tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King.

6/9/13

La Obra de Nikolái Roerich: "La cultura se apoya en la Belleza y en el Conocimiento"

Nikolái Konstantínovich Roerich (1874-1947) Fue un ilustre artista ruso, filósofo, escritor, y arqueólogo. Siendo creador de más de 7.000 lienzos y de más de 30 obras literarias, es también autor de la idea e inspirador del Acuerdo Internacional sobre la protección de las instituciones artísticas, científicas y los monumentos históricos (Pacto Roerich), así mismo como fundador del movimiento internacional de protección de la cultura.
El 15 de octubre de 1969 los astrónomos del Observatorio astrofísico de Crimea, Nikolái Stepánovich y Liudmila Ivánovna Chernyj descubrieron un nuevo planeta pequeño en el sistema Solar y le dieron el nombre de «Roerich» en honor de esta familia. El planeta está registrado bajo el número 4426.


Buda vencedor, 1925


Mensaje del águila,  1927


Ciudad de Jalama, 1928


Brahmaputra, 1932


Bhagavan, 1943

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«El arte unirá a la Humanidad. El arte es uno e irrepetible  El arte tiene muchas ramas y una sola raíz… Cada uno percibe la verdad de la belleza. En la belleza estamos unidos, por la belleza oramos, Con la belleza conquistaremos. Para todos deben ser accesibles y abiertas las puertas de la fuente sagrada. La luz del arte iluminará los innumerables corazones con un amor nuevo. En un principio, este sentido vendrá desapercibido, pero más tarde este sentido limpiará toda la conciencia humana. Cuántos corazones jóvenes están buscando algo bello y auténtico. Dadselo, pues. Dadle el arte al pueblo, que el arte le pertenece.» (Roerich, N - «Sobre el Arte»)

5/9/13

El árbol de la buena muerte (Héctor G. Oesterheld)

María Santos cerró los ojos, aflojó el cuerpo, acomodó la espalda contra el blando tronco del árbol. Se estaba bien allí, a la sombra de aquellas hojas transparentes que filtraban la luz rojiza del sol.
Carlos, el yerno, no podía haberle hecho un regalo mejor para su cumpleaños. Todo el día anterior había trabajado Carlos, limpiando de malezas el lugar donde crecía el árbol. Y había hecho el sacrificio de madrugar todavía más temprano que de costumbre para que, cuando ella se levantara, encontrara instalado el banco al pie del árbol.
María Santos sonrió agradecida; el tronco parecía rugoso y áspero, pero era muelle, cedía a la menor presión como si estuviera relleno de plumas. Carlos había tenido una gran idea cuando se le ocurrió plantarlo allí, al borde del sembrado.
Tuf-tuf-tuf. Hasta María Santos llegó el ruido del tractor. Por entre los párpados entrecerrados, la anciana miró a Marisa, su hija, sentada en el asiento de la máquina, al lado de Carlos.
El brazo de Marisa descansaba en la cintura de Carlos, las dos cabezas estaban muy juntas: seguro que hacían planes para la nueva casa que Carlos quería construir.
María Santos sonrió; Carlos era un buen hombre, un marido inmejorable para Marisa. Suerte que Marisa no se casó con Larco, el ingeniero aquel: Carlos no era más que un agricultor, pero era bueno y sabía trabajar, y no les hacía faltar nada. ¿No les hacía faltar nada?
Una punzada dolida borró la sonrisa de María Santos. El rostro, viejo de incontables arrugas, viejo de muchos soles y de mucho trabajo, se nubló.
No, Carlos podría hacer feliz a Marisa y a Roberto, el hijo, que ya tenía 18 años y estudiaba medicina por televisión.
No, nunca podría hacerla feliz a ella, a María Santos, la abuela...Porque María Santos no se adaptaría nunca -hacía mucho que había renunciado a hacerlo- a la vida en aquella colonia de Marte. De acuerdo con que allí se ganaba bien, que no les faltaba nada, que se vivía mucho mejor que en la Tierra, de acuerdo con que allí, en Marte, toda la familia tenía un porvenir mucho mejor; de acuerdo con que la vida en la Tierra era ahora muy dura...De acuerdo con todo eso; pero, ¡Marte era tan diferente!...
¡Qué no daría María Santos por un poco de viento como el de la Tierra, con algún "panadero" volando alto!
- ¿Duermes, abuela? - Roberto, el nieto, viene sonriente, con su libro bajo el
brazo.
- No, Roberto. Un poco cansada, nada más.
- ¿No necesitas nada?
- No, nada.
- ¿Seguro?
- Seguro.
Curiosa, la insistencia de Roberto; no acostumbraba a ser tan solícito; a veces se pasaba días enteros sin acordarse de que ella existía. Pero, claro, eso era de esperar; la juventud, la juventud de siempre, tiene demasiado quehacer con eso, con ser joven.
Aunque en verdad María Santos no tiene por qué quejarse: últimamente Roberto había estado muy bueno con ella, pasaba horas enteras a su lado, haciéndola hablar de la Tierra.
Claro, Roberto no conocía la Tierra; él había nacido en Marte, y las cosas de la Tierra eran para él algo tan raro, como cincuenta o sesenta años atrás lo habían sido las cosas de Buenos Aires -la capital-, tan raras y fantásticas para María Santos, la muchachita que cazaba lagartijas entre las tunas, allá en el pueblito de Catamarca.
Roberto, el nieto, la había hecho hablar de los viejos tiempos, de los tantos años que María Santos vivió en la ciudad, en una casita de Saavedra, a siete cuadras de la estación. Roberto le hizo describir ladrillo por ladrillo la casa, quiso saber el nombre de cada flor en el cantero que estaba delante, quiso saber cómo era la calle antes de que la pavimentaran, no se cansaba de oírla contar cómo jugaban los chicos a la pelota, cómo remontaban barriletes, cómo iban en bandadas de guardapolvos al colegio, tres cuadras más allá.
Todo le interesaba a Roberto, el almacén del barrio, la librería, la lechería...¿No tuvo acaso que explicarle cómo eran las moscas? Hasta quiso saber cuántas patas tenían... ¡Cómo si alguna vez María Santos se hubiera acordado de contarlas! Pero, hoy, Roberto no quiere oírla recordar: claro, debe ser ya la hora de la lección, por eso el muchacho se aparta casi de pronto, apurado.
Carlos y Marisa terminaron el surco que araban con el tractor. Ahora vienen de vuelta. Da gusto verlos; ya no son jóvenes, pero están contentos. Más contentos que de costumbre, con un contento profundo, un contento sin sonrisas, pero con una gran placidez, como si ya hubieran construido la nueva casa. O como si ya hubieran podido comprarse el helicóptero que Carlos dice que necesitan tanto.
Tuf-tuf-tuf... El tractor llega hasta unos cuantos metros de ella; Marisa, la hija, saluda con la mano, María Santos sólo sonríe; quisiera contestarle, pero hoy está muy cansada.
Rocas ondulantes erizan el horizonte, rocas como no viera nunca en su Catamarca de hace tanto. El pasto amarillo, ese pasto raro que cruje al pisarlo, María Santos no se acostumbró nunca a él. Es como una alfombra rota que se estira por todas partes, por los lugares rotos afloran las rocas, siempre angulosas, siempre oscuras. Algo pasa delante de los ojos de María Santos. Un golpe de viento quiere despeinarla. María Santos parpadea, trata de ver lo que le pasa delante.
Allí viene otro.
Delicadas, ligeras estrellitas de largos rayos blancos...¡"Panaderos"!; ¡Sí, "panaderos", semillas de cardo, iguales que en la Tierra! El gastado corazón de María Santos se encabrita en el viejo pecho: ¡"Panaderos"! No más pastos amarillos: ahora hay una calle de tierra, con huellones profundos, con algo de pasto verde en los bordes, con una zanja, con veredas de ladrillos torcidos...Callecita de barrio, callecita de recuerdo, con chicos de guardapolvo corriendo para la librería de la esquina, con el esqueleto de un barrilete no terminando de morirse nunca, enredado en un hilo del teléfono. María Santos está sentada en la puerta de su casa, en su silla de paja, ve la hilera de casitas bajas, las más viejas tienen jardín al frente, las más modernas son muy blancas, con algún balcón cromado, el colmo de la elegancia. "Panaderos" en el viento, viento alegre que parece bajar del cielo mismo, desde aquellas nubes tan blancas y tan redondas..."Panaderos" como los que perseguía en el patio de tierra del rancho allá en la
provincia. ¡"Panaderos"! El pecho de María Santos es un gran tumulto gozoso. " Panaderos" jugando en el aire, yendo a lo alto.
Carlos y Marisa han detenido el tractor. Roberto, el hijo, se les junta, y los tres se acercan a María Santos. Se quedan mirándola.
- Ha muerto feliz... Mira, parece reírse.
- Sí... ¡Pobre doña María!...
- Fue una suerte que pudiéramos proporcionarle una muerte así.
- Sí... Tenía razón el que me vendió el árbol, no exageró en nada: la sombra mata
en poco tiempo y sin dolor alguno, al contrario
- ¡Abuela!... ¡Abuelita!

3/9/13

"Science-fiction" Cuento de Enrique Wernicke (1915-1968)

Está probado científicamente que el cuerpo humano tiene una elasticidad y una resistencia mucho mayores que gran parte de los materiales que la civilización utiliza diariamente.
Está probado y requeteprobado que el hombre tiene poderes extraños, que es capaz de transmitir su pensamiento a distancia, que puede superar el dolor, que mediante un esfuerzo espectacular puede dominar músculos antes considerados indomables.
Está probado también, o casi probado, que el hombre llegará a Marte y que podrá subsistir en el lejano planeta.

Inspirado en sus lecturas y basándose en esos datos, John Sixto Martelli, empleado de comercio, casado, de cuarenta y dos años, subió a un noveno piso y se tiró a la calle.
Los médicos judiciales aprovecharon su experiencia y probaron: que pasado cierto límite, el cuerpo humano revienta, que todos los poderes telepáticos no superan el de un peso de setenta y cinco kilos cabeza abajo; en cuanto al dolor y la posibilidad que el hombre viva en Marte, los médicos, muy astutamente, dejaron la cuestión de lado.

Enrique Wernicke - "Cuentos completos" (Ed. Colihue) Buenos Aires.2001

28/8/13

El arte en la edificación de la pirámide espiritual (Vassily Kandinsky)


"El artista no tiene por fin la reproducción de la naturaleza, aunque ésta sea artística, sino la manifestación de su mundo interior"
(...)
La puesta en paralelo de los medios de un arte con los de otros, y la inspiración recíproca, sólo tiene valor si se realiza sobre la base de los principios, y no meramente de lo exterior. Es decir, que un arte puede tomar de otro el modo en cómo este último trabaja sus propios materiales, para luego trabajar los suyos de la misma manera, según los principios que le sean privativos. en este acercamiento, el artista debe tener presente que cada instrumento, cada material, tiene una utilización idónea que debe ser encontrada.
Con respecto a la expresión de formas, la música puede producir frutos inalcanzables para la pintura, pero no posee algunos atributos de ésta última. Por ejemplo, la música utiliza el "tempo", la dimensión temporal. La pintura, en cambio, no tiene esta posibilidad, pero puede exponer todo el contenido de la obra en un mismo segundo, cosa que para la música es imposible. Ella, exteriormente liberada de la naturaleza, no necesita valerse de formas externas para su lenguaje. La pintura, en cambio, se nutre casi íntegramente de formas prestadas de la naturaleza. Su labor debe estar centrada en analizar su materiales y potencialidades, conocerlos bien, como la música conoce a los suyos desde hace tanto tiempo, y utilizarlos en el desarollo creativo de una manera exclusivamente pictórica.
Al ahondar dentro de sus propios medios, cada arte señala las fronteras que lo distinguen de otro y, en este movimiento, vuelven a unirse por un idéntico esfuerzo interior. De esta manera, llegamos a la certeza de que cada arte atesora fuerzas específicas, irreemplazables por las de otros. Del movimiento de unión surgirá, un día, el arte que ya intuimos: el auténtico arte monumental.
Todo empeño puesto en ahondar sobre los tesoros ocultos de un arte, es un aporte valioso en la edificación de la pirámide espiritual que un día tocará el cielo.

Kandinsky. "Sobre lo espiritual en el arte". Ed. Libertador. Bs.As. 2003

23/8/13

"La piel del mar" por Luisa Valenzuela

         

Demasiados cuerpos bellos para esta única extensión de arena llamada playa. Demasiados calificativos para un recuerdo que menciona a los cuerpos bellos como algo que viene muy de lejos, sumergido muy hondo en zonas que uno no quiere ni puede rastrear y sin embargo debe. Como este mar tan tenso de inocente azul que sabemos encierra en sus profundidades todo tipo de animales monstruosos. Los hay sin embargo bellos, los hay bellamente monstruos, maravillosos, desconcertantes, inimaginables. A veces saltan fuera rasgando la piel de mar que de inmediato se recompone con un aire por demás inocente. Seres tenebrosos como las bellas bañistas de piel esperanzada que corren por la playa y se revuelcan en las olas y aúllan quedamente con una felicidad que no puede postergarse.
      El mar a veces las comprende y entonces también brama -como animal en brama- y se desvive volcando todo tipo de epítetos sobre la callada superficie de la arena, receptora. Arena que deglute los epítetos, los absorbe, y aquí como siempre ocurre en estos caso y en tantos otros casos apenas similares, aquí no ha pasado nada. Como en esos momentos de la inocencia nuestra o quizás de nuestra negación cuando creemos poder y hasta podemos olvidar que ahí no más están matando a los otros que son como nosotros mismos, los están desgarrando, desangrando, y por arriba tan suave como el mar la bahía, una piel que se recompone al instante mismo de la herida, una piel para nada humana.
       La cicatrización de la piel de mar se hace en ondas concéntricas, centrífugas, que cada vez se van distanciando más unas de otras hasta perderse en la lisura. El mar no guarda recuerdos de la herida. Es condición de piedad, ésta de ir formando cicatrices para sellar heridas, de saber que una vez una cosa hizo mal y temer calladamente que vuelva a repetirse. 
Ignorando, claro, que quizás en la repetición resida la respuesta.

Valenzuela, Luisa "Cuentos completos y Uno más" Ed. Alfaguara

8/8/13

Músico del Mes: Divididos - "Spaghetti del Rock" (Encuentro)

Besos por celular
las momias de éste amor...

Remontar
el barrilete en esta tempestad
solo hará entender:

que ayer no es hoy,
que hoy es hoy,
que no soy actor de lo que fui.

"Che": Poema homenaje de Julio Cortázar a Ernesto Guevara

El 9 de octubre de 1967 se anuncia oficialmente la muerte del Che Guevara en la Quebrada del Yuro, Bolivia. Cortázar se encuentra en esos momentos trabajando en Argel. "rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre (...) metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo....". Se encierra varias veces en el baño para estar solo, llorar y desahogarse "sin violar las sacro-santas reglas del buen vivir en una organización internacional". Compra todos los periódicos; no quiere convencerse (...)
El 17 de octubre, pasado el mediodía, Cortázar envía un cable dirigido a Retamar. El texto dice: "Más cerca que nunca de ustedes, te abrazo. Julio". Once días después, precisamente el 28 de octubre. regresa a París. retamar le solicita un texto en homenaje al Che. En plena soledad y con todo el peso del dolor, escribe: "Cuando algo me duele tanto, no soy, nunca seré el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi; la sustitución de lo insustituible. El che ha muerto y ami no me queda mas que silencio, hasta quien sabe cuándo; si te envío este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que significaba para ti"
Frente a la realidad de la noticia, escribe un texto nacido como un poema y lo titula simplemente "Che":

Yo tuve un hermano

No nos vimos nunca
pero no importaba.

Yo tuve un hermano 
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía.

Pablo Montanaro, "Cortazar: de la experiencia histórica a la Revolución" - Ed homo sapiens Buenos Aires. 2001

"Un Perro Andaluz" corto de Luis Buñuel - Salvador Dalí

Un perro andaluz (1929) está considerada la película más significativa y el "nacimiento oficial" del cine surrealista. Transgrediendo los esquemas narrativos canónicos, la película pretende provocar un impacto moral en el espectador a través de la agresividad de la imagen. Remite constantemente al delirio y al sueño, tanto en las imágenes producidas como en el uso de un tiempo no cronológico de las secuencias.
La concepción de su guión fue un laborioso proceso  en el que los dos amigos trabajaron con los subconcientes conectados en gran armonía, aprovechando muchas de las ideas de la Residencia de Estudiantes. Sería un tanto simplista afirmar que el film retrata los conflictos personales de cualquiera de los presuntos implicados (Dalí, Buñuel o Federico García Lorca, quien creía que el perro andaluz era él). Lo que muestra es el cortejo de fantasmas de la adolescencia al enfrentarse con el sexo y la muerte, ese nódo de complicidades emanadas de la convivencia juvenil.




31/7/13

"De las siestas de Otoño" - Juan José Saer

El sol de los días de abril no declina, adelgaza. Salimos a caminar después de comer, tranquilos, evitando la sombra fría y parándonos a cada rato para mirar una fronda amarilla, el ornamento de una fachada. discutimos de sexo y política. Para mí, son siestas de estatuas y de sol fino; después de muchas cuadras, las sienes empiezan a picar. Pasamos por la plaza de las palomas, vamos a la costanera, nos inclinamos sobre la baranda y miramos el río. Calculo que es a esa hora que se achatan y se despliegan las ciudades. Me ha parecido, algunas veces, saberlo todo sobre las estatuas, sobre el orín que las desfigura y las mancha, sobre las casas viejas que atestiguan vidas más perfectas.
Más refinada, la luz solar -a una hora precisa- polvorienta, es suave y omnipresente. Nos sentamos en un banco de madera, sobre caminitos de ladrillo molido, para que se nos caliente la cabeza. De golpe nos quedamos sin hablar. Lo que llamamos el murmullo, el rumor de los años vividos, el ruido de lo que recordamos, va pasando, poco a poco, hasta que enmudece por completo. Entonces se empiezan a escuchar los sonidos de afuera; un auto, lejos, el grito de dos chicos que se llaman el uno al otro más allá del parque y de la gran rotonda de la costanera, o bien los chasquidos de zapatos femeninos que se arrastran sobre el ladrillo pulverizado. No conozco nada más vívido. En el corazón -¿puedo llamarlo así? - resuena el eco vacío de esos susurros. Me he sorprendido, en esos momentos, preguntándome con pavor súbito: "¿Quién soy yo y qué hago aquí?". Como después cuando caminamos de nuevo y entramos en el primer bar la sensación desaparece, he elaborado la teoría de que el sol de abril que fluye en declive lento sobre las ciudades no es saludable y de que sus efectos son parecidos a los de la marihuana, pero más difusos.    

Juan José Saer (1937-2005) - escritor Santafecino, Argentina - de "Cuentos Completos" Ed. Seix Barral

8/7/13

Preston Reed - Love in the old country (Live)

El Problema del Arte (E. Sábato)


La creación artística es un complejísimo testimonio de su tiempo, por momentos tan ambiguo y oscuro, como los sueños y los mitos; con frecuencia terrible, pero siempre constructiva en el más paradójico de los sentidos. La historia de la literatura está colmada de incestos, adulterios y traiciones, parricidios, matricidios e injurias contra las instituciones básicas de la sociedad. Bastaría pensar en los dramas de Shakespeare. Y sin embargo, pero en rigor por eso mismo, los trágicos helénicos fueron llamados por Karl Jaspers "educadores de su pueblo". Las furias no pueden ser ignoradas, y mucho menos pueden ser vilmente rechazadas: se las acepta, integrándolas en la dialéctica de la condición humana, o se paga el sangriento tributo que ha pagado la sociedad cada vez que intentó suprimirlas. En virtud de aquella enantiodromia de Heráclito, mientras más extremadamente se ha intentado racionalizar al hombre, más brutalmente reaccionaron las potencias oscuras. Cuando la ilustración creyó haber echado a los demonios para siempre, entraron por la ventana, y en pleno auge de la Razón (y lo que es más paradójicamente grotesco, en nombre de ella), se suprimió a centenares de miles de ciudadanos, entre ellos a muchos de sus más entusiastas partidarios; y en nuestro propio siglo, el estallido más furioso de esas potencias se produjo en el país que más premios Nobel había conquistado en ciencia y filosofía. Se olvida cada vez que no debemos pretender demasiado el ángel si no queremos encontrar la bestia. 
En una civilización que nos ha despojado de todas las antiguas y sagradas manifestaciones del inconciente, en una cultura sin mitos y sin misterios, sólo queda para el hombre de la calle la modesta descarga de sus sueños, o la catarsis a través de las ficciones de esos seres que están condenados a soñar por la comunidad entera. La obra de estos creadores es una forma mitológica de mostrarnos una verdad sobre el cielo y el infierno. No nos dan una prueba ni nos demuestra una tesis, no hacen propaganda por un partido o por una iglesia: nos ofrecen una significación. Una significación que, a la inversa de aquellas tesis tranquilizantes y edificantes, tienen por objeto despertarnos y sacudirnos de ese sueño en que, según John Donne, parece transcurrir el viaje que nos lleva de la cuna a la sepultura, para enfrentarnos con nuestro duro, trágico pero noble destino de animal metafísico. ¿Puede haber una misión más alta para la literatura?. 
Si un creador es profundo, si no practica esa fabricación de best-sellers de temporada que hoy remplaza en su mayor parte aquella misión sagrada que recuerda Jaspers en los trágicos griegos, es por tanto un rebelde, es un delegado de las Furias, aun sin saberlo, y por supuesto sin quererlo. Y pobres de las naciones que olvidan o ignoran este sagrado derecho a la rebelión de sus grandes creadores. Si la madurez de un hombre comienza cuando por primera vez advierte sus limitaciones y se avergüenza de sus defectos, la madurez de una nación empieza cuando sus mejores hijos comprueban que las infinitas perfecciones con que en su infancia la creían dotada no son tales, y que, como otras naciones, como todas las naciones, su virtudes están inexorablemente unidas a su defectos. De este modo las mejores patrias, las que han dicho algo en el mundo, han sido vilipendiadas por sus escritores, con el corazón desgarrado y sangrante: así Hölderlin, Nietzsche y Thomas Mann, en Alemania; así Dante, en Italia; así Stendhal, Baudelaire, Rimbaud, Bernanos en Francia; así aquel noble espíritu de Pushkin que, después de escuchar riéndose las cómicas historias que le leía Gogol, con lágrimas en los ojos, exclamó: ¡Que triste es Rusia!...

Ernesto Sábato - "Apologías y Rechazos"

5/7/13

"El obstáculo" de Amado Nervo

Por el sendero, recamado en sus bordes de exquisitas plantas en flor y alumbrado blandamente por los fulgores de la tarde, iba ella, vestida de verde pálido, verde caña, con suaves reflejos de plata, que sentaba incomparablemente a su delicada y extraña belleza rubia.
Volvió los ojos, me miró larga y hondamente y me hizo con la diestra signo de que la siguiera.
Eché a andar con paso anhelado; pero de entre los árboles de un soto espeso surgió un hombre joven, de facciones duras, de ojos acerados, de labios imperiosos.
- ¡No pasarás! -me dijo, y puesto en medio del sendero se abrió los brazos en cruz.
- ¡Sí, pasaré! - respondíle resueltamente y avancé: pero al llegar a él vi que permanecía inmóvil y torvo.
- ¡Abre camino! - exclamé.
No, respondió.
Entonces, impaciente, le empujé con fuerza. No se movió.
Lleno de cólera al pensar que la Amada se alejaba, agachando la cabeza embestí a aquel hombre con vigor acrecido por la desesperación; más él se puso en guardia y, con un golpe certero, me echó a rodar a tres metros de distancia.
Me levanté maltrecho y con más furia aún volví al ataque dos, tres, cuatro veces; pero el hombre aquel cuya apariencia no era de Hércules, pero cuya fuerza sí era brutal, arrojóme siempre por tierra, hasta que al fin, molido, deshecho, no pude levantarme...
¡Ella, en tanto, se perdía para siempre!
De muy lejos me envió una postrer mirada de reproche.
- ¿Me dejas partir? - parecía decirme.
Aquella mirada reanimó mi esfuerzo e intenté aún agredir a aquel hombre obstinado e impasible, de ojos de acero; pero él me miró a su vez de tal suerte, que me sentí desarmado e impotente.
Entonces una voz interior me dijo:
- ¡Todo es inútil; nunca podrás vencerle!
Y comprendí que aquel hombre era mi Destino.

17/6/13

La verdad y la literatura (Federico Jeanmaire)


"Siempre he preferido la belleza a la verdad. La verdad se me antoja un imposible. No le creo.
Nunca le he creído del todo a ninguna verdad. No sé. Ni siquiera he podido creer completamente en las verdades más mías. En las íntimas,en las propias. Por suerte, para mí, la literatura no se hace con verdades. Como cualquier otro arte, la literatura es una discusión infinita. Y el hipotético día en que se termine con esa eterna discusión, ese mismo hipotético día también habrá terminado la literatura. Aunque es cierto que hay normas, leyes que se agolpan en los alrededores de los papeles en blanco. Pero, claro, resulta prácticamente imposible llenar esos papeles en blanco con literatura si respetamos puntualmente todas y cada una de las leyes. Lo literario nace de lo ilegitimo, de lo insoportable. No se lleva bien con las verdades o, en el mejor de los casos, anda buscando de manera casi desesperada alguna verdad novedosa. Y si bien las verdades propias ayudan a escribir, nunca son para siempre, nunca son del todo verdades, quiero decir. Apenas si pueden serlo por un rato, justo hasta el preciso momento en que pierden alguna batalla insignificante frente a otra verdad cualquiera que se nos presenta en el camino de la escritura".

Fragmento de "Papá" de Federico Jeanmaire

10/6/13

"Casos de Conciencia" por Friedrich Nietzsche (El Ocaso de los Ídolos)

- ¿Vas corriendo delante de todos?, ¿Lo haces como pastor o como ser excepcional? Puede haber un tercer caso: el que corre porque huye (primer caso de conciencia)

- ¿Eres sincero o no eres más que un comediante? ¿Eres un representante o eres eso mismo que representas? En última instancia, tal vez, no seas más que la imitación de un comediante (segundo caso de conciencia)

- ¿Eres de los que se queda mirando o de los que dan una mano?, ¿o de los que apartan la vista y se marginan? (tercer caso de conciencia)

- ¿Quieres ir al lado de los demás, andar delante de ellos o caminar solo? Hay que saber qué queremos y el hecho mismo de querer (cuarto caso de conciencia)

Para reflexionar ¿no?

Friedrich Nietzsche ( filósofo, filólogo, poeta y músico alemán) desde "El ocaso de los ídolos"

pinturas del "Grupo Boedo"

1 - Claudia Martínez, obra: "Cardos"
2 - Mónica Borrel, obra: "Venecia I"
3 - Sergio Dasseville, obra: "Mariel y el Mar"
4 - Martha Da Costa, obra: "Momentos en Juanes"