El Refugio Psi

"La derrota del Sujeto" (extracto) 

por Élisabeth Roudinesco

El sufrimiento psíquico se manifiesta hoy bajo la forma de la depresión. Herido en cuerpo y alma por este extraño síndrome donde se mezcla tristeza y apatía, búsqueda de identidad y culto de sí mismo, el hombre depresivo ya no cree en la validez de ninguna terapia. No obstante, antes de rechazar todos los tratamientos, busca desesperadamente vencer el vacío de su deseo. Así, pasa del psicoanálisis a la psicofarmacología y de la psicoterapia a la homeopatía sin tomarse tiempo para reflexionar acerca del origen de su desdicha. Ya no tiene, además, tiempo para nada a medida que se alargan el tiempo de su vida y el del ocio, el tiempo del desempleo, y el tiempo del aburrimiento. El individuo depresivo padece más las libertades adquiridas por cuanto ya no sabe hacer uso de ellas.
Cuanto más pregona la sociedad la emancipación, subrayando la igualdad de todos frente a la ley, más acentúa las diferencias. En el corazón de este dispositivo, cada uno reivindica su singularidad negándose a identificarse con figuras de la universalidad consideradas caducas. La era de la individualidad sustituyó así a la de la subjetividad: dándose a sí mismo la ilusión de una libertad sin coacción, de una independencia sin deseo, y de una historicidad sin historia, el hombre de hoy devino lo contrario de un sujeto. Lejos de construir su ser a partir de la conciencia de las determinaciones inconscientes que, desconocidas para él, lo atraviesan, lejos de ser una individualidad biológica, lejos de querer ser un sujeto libre, desprendido de sus raíces y de su colectividad, se imagina como el amo de un destino cuya significación reduce a una reinvindicación normativa. Por eso se liga a redes, a grupos, a colectivos, a comunidades sin alcanzar a afirmar su verdadera diferencia. 

 Roudinesco E. ¿Por qué el psicoanalisis? Ed. Paidos. Buenos Aires. 2015

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"El deseo que se enuncia en el síntoma se opone a las buenas intenciones": El displacer del síntoma es goce.

El displacer -el sufrimiento del síntoma- es ese goce encubierto que se expone en la resistencia del síntoma a ser suprimido. El goce es goce de las satisfacciones que se realizan en síntoma y dan cuenta de su fijeza (...) El goce sádico del supeyó se conjuga con el goce masoquista del yo. La instancia del superyó se hace presente en la peculiar satisfacción dolorosa que el síntoma provee. Se hace oír en el sufrimiento del síntoma y esto hace tambalear el principio según el cual la guía que orienta al ser humano es la búsqueda del bienestar (...) El goce sufriente , que insiste en los síntomas que se repiten, da todo su peso a la existencia de un mas allá del principio del placer, porque el malestar es mantenido, preservado, cultivado, mas allá de las promesas de bienestar, mas allá del placer (...) Lacan, hace explícita en su enseñanza la dimensión ética del discurso analítico. Subraya la inconsistencia de asimilar la obra de Freud a las categorías del hedonismo, para el que la búsqueda del bienestar es el principio rector del deseo. 
Por Irene Friedenthal. "Descubrir el psicoanálisis"
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Lacan: Reinventar el psicoanálisis (video)



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 "El psicópata: manipulación, sadismo y poder" 

El psicópata es el manipulador feroz. Esta característica, de tener vacío adentro, está percibida incluso por el lenguaje popular, el self que nosotros llamamos el núcleo yoico se puede superponer al término popular de alma, el alma es el núcleo más profundo que tenemos, independientemente de lo religioso, es el yo, es ese con el que hablamos cuando queremos ir hacia adentro, el lenguaje popular dice desalmado, que no tiene alma, y es que realmente da esa sensación, porque en la mirada no tiene ninguna arruga, son esas miradas frías, que producen inquietud. (...) El psicópata es manipulador, por ejemplo, podría ser un "golpeador" psicópata si golpea a la mujer muy cruelmente y la mujer lo sigue, no por miedo, sino por haber quedado fascinada por el sadismo de él, porque ya tenía un núcleo masoquista que el psicópata detectó. Es un juego donde la mujer queda atrapada en la dialéctica sadomasoquista, no es el juego del gato y el ratón, sino el de la serpiente y el pajarito; la serpiente desconcierta al pajarito porque está quieta y de pronto el pajarito se da cuenta que eso que está quieto es una serpiente, lo paraliza y en un instante se lo come.(...) El verdadero psicópata es el que hace que la victima  se entregue sola, por eso es tan siniestro, porque manipula, percibe la escena deseada y la fascina con eso. Un psicópata puede tener un núcleo paranoico, depresivo o histérico. El paranoico, es el militar que conduce a la muerte, como Hitler, o Videla. El histérico, es el gran seductor, que enamora y abandona, y el psicópata depresivo es el que detecta a una mujer depresiva grave y le dice: “quiero hacer con vos un pacto de muerte”.  Adivina esa escena de amor y muerte de la mujer, pero antes le dice: “pongamos la casita a nombre de los dos”. Y cuando están en la cornisa del séptimo piso, le dice: “yo me tiro primero” y ella responde: “no, no, primero me mato yo, porque no soportaría verte muerto...” (que es lo que el psicópata había supuesto) y cuando ella se tira, él se asoma y piensa: “¡ Uy… cómo quedó! bueno… ahora, a vender la casa”. Por eso el psicópata es muy difícil de detectar, porque fundamentalmente es seductor. Cuando una persona es demasiado encantadora los primeros diez minutos, me preocupo, porque casi seguro es un manipulador. El psicópata es muy interesante de estudiar, porque es un personaje muy importante en épocas de crisis. Cuando fallan las instituciones, el psicópata llega al poder por manipulación, en cambio, cuando los encuadres institucionales funcionan, el psicópata no puede operar. (...)En el momento actual el psicópata tiene dos destinos
El psicópata no siente culpa debido a que no tiene núcleo yoico, no lo pudo desarrollar, es alguien que desde chico fue tratado como objeto, no le permitieron percibirse como sujeto  ni que percibiera la subjetividad ajena, con la cual poder construir su propia subjetividad, no aprendió que no somos objetos, que somos distintos a una piedra o a un animal, porque hay una percepción subjetiva empática que resuena con el otro. Seguramente le decían: “¿Estás triste? Bueno, andá y pegale a ese chico”,  o: “¿Tenés miedo? Ahora viene papá y te pega”. No fue estimulado en sus sentimientos de empatía, de ponerse en el lugar del otro y suponer que adentro de ese otro hay un ser humano igual al que el tiene en la cabeza, aprendió que los vínculos humanos son una serie de actos y no una serie de emociones. El psicópata es un personaje difícil de percibir, porque es nadie subjetivamente, es parecido a un robot, en las películas americanas aparece mucho el tema del extraterrestre,  es el replicante, el que tiene rueditas en la cabeza, que no es una persona, es un aparato, un doble, no hay nadie adentro.(...) Un psicópata nunca va a buscar terapia, porque le va bien, él manipula a los demás ¿para qué va a ir a terapia? ¿Para enterarse que está vacío adentro?

Por Alfredo Moffat. Psicólogo Social. Extractos del  texto: "El Psicópata, la subjetividad vacía"

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De la realidad a la fantasía, hay síntoma. De la fantasía a la realidad, hay arte. Sigmund Freud


Los síntomas son: o la figuración de vivencias reales y a las que puede atribuirse una influencia sobre la fijación de la libido o fantasías del enfermo. Estas últimas poseen realidad psíquica, por oposición a una realidad material, y poco a poco aprendemos a comprender que, en el mundo de las neurosis, la realidad psíquica es la decisiva. El niño se compone de la amenaza de castración sobre la base de indicios, también por su saber de la satisfacción auto-erótica prohibida y bajo la impresión de los genitales femeninos. Con la fantasía de la seducción, el niño encubre el período auto-erótico de su quehacer sexual. El yo del hombre es educado para obedecer al principio de realidad por influencia del apremio exterior. Tiene que renunciar a objetos y metas de su aspiración de placer. Siempre es difícil renunciar al placer. Por eso se ha reservado una actividad del alma que se concede a todas estas fuentes de placer resignadas. Los cumplimientos de deseo de la fantasía trae consigo una satisfacción, aunque el saber de que no se trata de una realidad permanezca intacto. En la actividad de la fantasía el hombre sigue gozando de la libertad respecto de la compulsión exterior, esa libertad a la que renunció en la realidad. La creación del reino de la fantasía es similar a un parque natural de reserva. El parque natural conserva ese antiguo estado que en todos los otros lugares se sacrificó a la necesidad objetiva. Las producciones de la fantasía más conocidas son los llamados "sueños diurnos": satisfacciones imaginadas de deseos eróticos o de grandeza, que florecen con mas exuberancia cuanto más llama la realidad a ser paciente. En el caso de frustración de la libido se inviste regresivamente. Todos los objetos de la libido resignados no lo han sido completamente. Ellos o sus retoños son retenidos aún en las representaciones de la fantasía. La libido no tiene más que volver a las fantasías para hallar desde ellas el camino a cada fijación reprimida. La retirada de la libido a la fantasía es un estado intermedio del camino hacia la formación del síntoma. La introversión designa el extrañamiento de la libido respecto de las posibilidades de la satisfacción real y la sobre-investidura. Un introvertido no es todavía un neurótico. No nos basta con un análisis puramente cualitativo de las condiciones etiológicas, una concepción dinámica también es insuficiente; es necesario un punto de vista económico. El conflicto entre dos aspiraciones no estalla antes que se hayan alcanzado ciertas intensidades de investidura. La importancia patógena de los factores constitucionales depende del "cuanto más" de una pulsión parcial respecto de otra esté presente en la disposición. Existe un camino de regreso de la fantasía a la realidad y es…el arte.

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Una mirada a la transferencia analítica

La transferencia implica la dimensión de la palabra y su poder. Se superpone a la dimensión interlocutiva de la palabra, al hecho de que ella siempre está dirigida a uno o varios interlocutores reales o virtuales, aún cuando adopte la apariencia de un monólogo.
A mi entender, el término transferencia se apoya en la situación de diálogo en la matriz de la interlocución que sitúa el lugar de un locutor que se dirige a una interlocutor real o virtual, para hacerse escuchar. Por eso es que la trasferencia es una dimensión presente en cualquier lazo social. No es privativa del análisis; ocurre por el mero hecho de hablar, porque la circulación de palabras la instituye al situar los lugares intercambiables de locutor e interlocutor, del yo, pronombre de la primera persona, fórmula vacía, y del , fórmula también vacía adonde las palabras se dirigen.
A partir de que la demanda del analizante de hacer escuchar un sufrimiento se encuentra con la demanda del analista de asociar libremente, se desencadena un proceso que sólo será analítico si la regla de asociar libremente no es letra muerta para el analista.
Esto implica que el lugar del analista debe ser diferenciado del de los agentes de otras prácticas. Para situar las distintas modalidades de la sugestión podemos apelar a lo que Freud consideró como profesiones imposibles: curar, gobernar, y educar. También consideró tarea imposible la de analizar, pero habrá que pensar entonces que "imposible" no tiene la misma significación cuando se refiere a las prácticas de curar, educar y gobernar. Veremos que los agentes de las prácticas de sugestión, esto es, de las psicoterapias, ocupan el lugar del superyó promoviendo ideales, y extraen de ese lugar satisfacciones de las que el analista se abstiene.
Decir que la asociación libre obliga tanto al analista como al analizante, implica afirmar que ella se funda en una serie de exclusiones, como la de aconsejar, persuadir, exhortar a encarrilar la existencia en tal o cual dirección, otorgar sentido a la vida, tal como hacen las religiones, guiar según preceptos, valores y sugerencias respecto de acciones más morales que otras.

Irene Friedenthal - "Descubrir el psicoanálisis" Grama Ediciones. Buenos Aires, 2004.
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Piaget explica a Piaget: La epistemología genética

 



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Decapitación y Castración según Freud: Una relación entre un símbolo y un síntoma (1916)

 

Nuestra experiencia en la interpretación de los sueños nos ha demostrado que el sombrero es uno de los más frecuentes símbolos de los genitales, sobre todo de los masculinos. Pero no puede afirmarse que este símbolo pertenezca a los más comprensibles. En las fantasías y en síntomas muy diversos aparece también la cabeza como símbolo genital masculino o, si se quiere, como representación del mismo. Algunos analíticos  habrán observado que la decapitación inspira a sus pacientes aquejados de obsesiones un horror y una indignación mucho más intensos que los demás suplicios, y habrá tenido ocasión de explicarles que consideran la decapitación como un sucedáneo de la castración. También hemos analizado  muchos sueños de sujetos jóvenes, o soñados por los pacientes en su juventud y referidos luego por ellos en el tratamiento, que desarrollaban el tema de la castración y entre cuyos elementos figuraba una bola, que había de ser interpretada como representación de la cabeza del padre. Recientemente he podido resolver un ceremonial enlazado al acto de acostarse y constituido por las siguientes prescripciones: el cuadrante  debía quedar colocado formando un rombo sobre las demás almohadas y la cabeza del sujeto había de reposar exactamente sobre su diagonal más larga. El rombo tenía la conocida significación que nos es familiar por la epigrafía popular y la cabeza había de representar el miembro masculino.
Pudiera ser muy bien que la significación simbólica del sombrero se derivase de la cabeza (del pene) en cuanto el sombreo puede ser considerado como una prolongación desmontable de la misma. A este respecto, recuerdo un síntoma con el que se atormentan obstinadamente los neuróticos obsesivos. (...)
La fuente de esta intensificación podría fácilmente ser hallado en la relación con el complejo de castración.

Freud, Sigmund. "Mas allá del principio de placer y Otros trabajos"

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Horacio Etchegoyen: psicoterapia y psicoanálisis (video: entrevista de la APRA)


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Realidad - Irrealidad: "Toma de conciencia" (enfoque desde la Gestalt)


Se puede decir que quienes conocen la realidad conforme ella es, son el niño pequeño y el sabio, puesto que ellos tienen su existencia en la realidad. El niño pequeño dice o expresa lo que siente a partir de su experiencia con la realidad, él no elucubra respecto al entorno. El sabio viven dentro de la realidad, lo experimenta y lo conoce. Y a partir de su experiencia, él expresa lo que ve, lo que siente o lo que piensa. Entonces, ambos viven y expresan la realidad, o sea son veraces.
El niño grande, el adolescente, el adulto y adulto mayor, ya ingresan en el mundo de lo real/irreal. Hablando simbólicamente, empiezan a probar de los frutos del árbol prohibido, el árbol del conocimiento del "bien" y el "mal". Entonces, aprenden a discriminar lo real de lo irreal. Y conforme su aprendizaje, el individuo y/o los grupos desarrollan su capacidad de toma de conciencia o darse cuenta de lo real y lo irreal.
El enfoque gestáltico ha tenido la virtud de enfatizar la "toma de conciencia" como un instrumento para el crecimiento personal hacia un desarrollo integral de la mente, emoción y cuerpo. Y en este contexto, la toma de conciencia se constituye también en un instrumento que enseña a discriminar lo real de lo irreal.
Se tiene varios tipos de toma de conciencia:   a) La toma de conciencia individual: Es la capacidad de darse cuenta que el individuo desarrolla para tomar conciencia de su cuerpo, de sus emociones y de sus pensamientos, contrastando con la realidad. En la medida que la persona desarrolla más esa capacidad tiene la posibilidad de llegar a la madurez personal. Y en ese contexto, puede discriminar mejor lo real de lo irreal. Por ejemplo, el individuo puede darse cuenta de aquello que es introyecto u "objeto extraño" dentro de sí, o tomar conciencia de aquello que realmente hace parte de él, o sea de lo asimilado. b) La toma de conciencia social: Es la capacidad de darse cuenta del entorno, de sus características y funciones, de sus limitaciones y potencialidades, y de su efecto en el comportamiento individual y grupal. A partir de un análisis critico, el individuo aprende a comparar lo real y lo irreal en el entorno. El individuo se da cuenta del tipo de sociedad en el que vive; de sus fortalezas y debilidades, de sus ventajas y desventajas. Entonces, el individuo, o el grupo, conoce la realidad social. Entonces, puede criticar o alabar el sistema social en el cual él participa. A la sazón, destruye lo anquilosado, y construye lo nuevo. Evita la cristalización de las ideas. Estimula la transformación. c) La toma de conciencia ecológica: Es la capacidad de darse cuenta del ambiente en cuanto naturaleza (ríos, montañas, lagos, océano, etc.). Es la habilidad de sintonizar con nuestro hábitat, y tomar conciencia de los equilibrios y desequilibrios. El individuo o el grupo, se siente uno con la naturaleza, y busca la preservación de la misma en equilibrio con las necesidades del hombre. Por ejemplo, los indígenas de los Andes, creen en la Pachamama (Aspecto femenino de la deidad) y buscan el equilibrio entre la necesidades del hombre y el proceso de autorregulación de la Madre Tierra. d) La toma de conciencia transpersonal: Es la capacidad de darse cuenta de la realidad holística. Corresponde a la intuición fenomenológica planteada por Edmund Husserl que consiste en la capacidad de captar la realidad conforme ella es. En ese contexto, intuitivos fueron los principales representantes de la espiritualidad del hombre (Cristo, Buda, Krishna, etc.); y también hubieron científicos y estadistas que usaron la intuición para interpretar la realidad a cabalidad.  
Entonces, la toma de conciencia conduce a la persona a ver la realidad intrínseca e extrínseca, y darse cuenta de la realidad y la irrealidad. Así el individuo o el grupo pueden manejar mejor la dualidad veracidad vs. mentira.

Salama H. y Villarreal R. (1988). El Enfoque Gestalt  "una psicoterapia humanista"
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"La comicidad rebaja las instancias narcisísticas" (por Irene Friedenthal)

La comicidad rebaja las instancias narcisísticas. La producción cómica, bajo la forma de historias, anécdotas, pantomimas, caricaturas, conciernen al yo como objeto libidinal, objeto de enamoramiento. El mito cuenta que Narciso se enamoró de su propia imagen reflejada en el agua. La pasión por esa imagen lleva a Narciso a la muerte, porque intentando alcanzarla, se hunde en el agua, ahogándose.

Lo cómico toma por objeto a la instancia yoica, sus ilusiones, la imagen del cuerpo, los valores que el ideal propone, el enamoramiento, las identificaciones. La teoría del narcisismo concibe al yo como una formación que precipita en un momento determinado. A partir de un acto psíquico particular el yo hace su aparición como imagen unificada del cuerpo, en la que el sujeto se reconoce, que lo cautiva y que va a constituir el prototipo de los objetos de amor. Es el resultado de un proceso de identificación a una imagen digna de ser reverenciada: "Su Majestad el Bebé". Es el reflejo de lo que otros ven en él y también se refleja en otros. Una vez constituido, se agregan identificaciones que pueden ser enteramente divergentes entre sí, que no organizan ninguna totalidad armoniosa, sino una suma heteróclita de pertenencias conflictivas.
La ilusión del yo de mantener una síntesis, de organizar en un todo coherente los múltiples rasgos que constituyen sus diferentes identificaciones, es también un espejismo. Disfraza la dispersión de las identificaciones que lo constituyen, las múltiples máscaras y disfraces que lo configuran y con los que monta la diversidad de escenas en las que participa.
Lo cómico atañe al yo y a su aspiración por fascinar, como resulta fascinante a Narciso su propio reflejo. El yo se empeña en ser reconocido como objeto de enamoramiento, de encanto y para ello se ofrece como imagen seductora y cautivante.
Por cierto que se trata de imágenes habladas, estén o no presentes las palabras. El espectador que se ríe de una caída de otro -de una caída propia no es tan fácil reírse- pone esa caída en palabras, aún cuando no las pronuncie. Lo cómico no es ajeno a la palabra, no está por fuera del laberinto del lenguaje sin anverso ni reverso. Una exhibición payasesca o de cine mudo o de caricaturas, despliega un texto verbal, aún cuando éste no sea efectivamente formulado. Hay un texto de las imágenes, que el lector-espectador descifra cuando lo pone en palabras. Pero no es la retórica del inconsciente la que produce lo cómico, sino las significaciones compartidas, que ridiculizan los rasgos del ideal que caen y exponen imágenes grotescas y degradadas. La caída que da risa habla de la ruptura de una imagen armoniosa, erguida y llena de prestancia. Lo cómico radica en  que esa imagen cautivante se rompe, se separa del cuerpo de su portador, achatado en el suelo.
Lo cómico desenmascara con carácter grotesco la separación existente entre el cuerpo parlante y la imagen que de él se tiene. La idealización de la belleza, su exaltación, contrasta con la nota ridícula que es inherente al efecto cómico cuando la prestancia de la imagen corporal es vulnerada.
La caricatura como recurso de lo cómico, al resaltar algún rastro de modo exagerado, ya sea un rasgo físico o de carácter, quiebra la ilusión yoica de equilibrio estético o moral. Lo cómico rebaja rasgos del ideal investidos de prestigio, de solemnidad, de dignidad. Se degrada a los personajes a quienes se atribuye autoridad cuando se los muestra dependientes de necesidades físicas que vulneran su poder. Hay placer en desenmascarar, en exponer los rasgos ideales como disfraces que caen y rebajan los valores a los que el caído proclama adherir.

Irene Friedenthal. "Descubrir el psicoanálisis" Grama Ediciones. Buenos Aires, 2004.  

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El buen decir (por Lic. Guillermo Rivelis)

En su comentario e interpretación de un pasaje de la teogonía del poeta griego Hesíodo, Nicolás Casullo, plantea que en dicho texto se funde lo mítico con lo poético. El poeta es el elegido por las musas para anunciarles a los hombres ese relato. Las palabras de las musas son "hermosas", "encantadoras", "maravillosas", "deleitan".
Se trata, escribe Casullo, de un relato, sobre el mundo y las cosas, que encanta lo real.
El poeta tiene como misión la función social de narrar bellamente lo que saben y dictan los dioses. La lengua del poeta, inspirado por las musas es "dulce rocío", sus palabras son "como miel". La palabra "sabe apaciguar las más enconadas querellas", cuenta la verdad, la esencia, el ser. Fundamenta tiempo, historia, mundo y hombre, y proporciona cura "si un hombre se siente afligido y tiene angustiado su corazón por reciente desgracia", hombre al que "vuelve a vincular con la memoria". Freud compara al niño que juega con el poeta: inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada y que diferencia de la realidad efectiva". "Lo opuesto al juego no es la seriedad, sino...la realidad efectiva".
La persona-paciente habla, relata, cuenta su versión acerca de sí mismo. de su vida y de aquello en dónde ésta se inserta. Comunica una cierta verdad y al hacerlo, trasmite -de manera manifiesta y latente- una cosmovisión, una forma de percibir, sentir , pensar. El nivel psicológico -espacio articulador- contiene inscripciones de diferentes grados de profundidad.
Las mismas comprenden distintas verdades -no siempre directamente compatibles entre sí- que constituyen, en su diversidad, esa unidad heterogénea que es un ser humano.
Como terapeutas proponemos a la persona-paciente que hable, que vaya asociando libremente, esto es sin censurar sus pensamientos y su discurso, y, a su vez, sin que sean censurados por la persona psicoterapeuta, que escucha. que interviene escuchando. Ésta es, en sí, una acción terapéutica. No es frecuente en las sociedades que habitamos, la posibilidad que tiene una persona de ser escuchada.
El psicoterapeuta también interviene hablando. Cuando lo hace, formula un discurso que, en principio, intenta traducir lo que escucha. Para ello, interroga, señala y a veces, interpreta. Se embarca en la tarea de contribuir a que puedan abrirse las versiones de verdad para que aparezcan otras (habitualmente correspondientes a otros grados de profundidad).
Luego, buscará que estas distintas versiones se comparen, se articulen en la medida de lo posible y que se acepte que no todo se puede articular. Acompañará a la persona-paciente en el reconocimiento complejo de su heterogeneidad (propia del humano)
También, a veces, agregará conocimientos, versiones de verdad, perspectivas, criterios. 
Su palabra será especialmente escuchada por la persona-paciente. Será resistida, idealizada, admirada, por momentos despreciada, puesta en duda, rechazada, aceptada. Todas estas (y muchas otras) reacciones dependerán en gran mediad de diferentes niveles resistenciales. Pero, en la consideración de esa palabra por parte del paciente, influirá el decir del psicoterapeuta; muy especialmente el cómo decir (que incluye la pertinencia del qué y la oportunidad del cuándo).
Es en el cómo decir donde retomamos el valor de lo poético: cura para el afligido y angustiado, vinculación con su memoria. Para ello, la condición es que la palabra sea bella como miel, dulce rocío. No se trata de empalagar ni de disfrazar, sino de buscar el buen decir. Un decir que permita entender que abra a la compresión, que facilite el camino de elaboración.
Un decir cálido, cercano, abarcador, bello, sintáctica y semánticamente rico, se acerca a lo artístico, y como tal, ayuda a cancelar represiones (función que Freud reconoce en el arte).
La labor psicoterapeutica se apoya en conocimiento científico, en desarrollos teóricos, en años de investigación y trabajo clínico. Y tiene, también, un costado artístico que depende de la subjetividad de la persona-psicoterapeuta y que se manifiesta muy especialmente en el cómo decir. En esto reside muy buena parte de lo creativo como posibilidad del psicoterapeuta.
La marca poética acerca a quienes están involucrados en el serio juego terapéutico y permite a la persona-paciente un mayor nivel de apertura hacia adentro y hacia afuera de sí mismo.

Rivelis, G. "Psicoterapia: Encuentro y diálogo inteligente. Ed. Noveduc. Buenos Aires. 2012

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Los contenidos del inconsciente personal están ligados a los contenidos arquetípicos del inconsciente colectivo (C. Jung)

Independientemente de las dificultades morales, existe además un peligro que no debe pasarse por alto y que principalmente en individuos con disposiciones patológicas puede llevar a complicaciones: el hecho de que los contenidos del inconciente personal (precisamente de la sombra) están ligados, de modo que no es posible distinguirlos, a los contenidos arquetípicos del inconciente colectivo, de suerte que al adquirirse conciencia de la sombra, aquéllos arrastran en cierto modo consigo a éstos. Esa circunstancia puede determinar un terrible efecto en la conciencia, pues en verdad una vivificación de los arquetipos es altamente incómoda, aun para el más frío racionalista (y precisamente para él). El racionalista teme, en efecto, las formas inferiores de la convicción, es decir la superstición que, como él cree, lo acosa. En tales temperamentos, la superstición sólo se manifiesta en su forma más propia y verdadera cuando se trata de individuos patológicos, pero no cuando se trata de sujetos que consiguen conservarse firmes. En éste último caso, la superstición se presenta, por ejemplo, en la forma de miedo a "volverse loco". Porque lo cierto es que todo lo que no puede definir la conciencia moderna se considera enfermedad mental. Desde luego que es menester admitir que en los sueños y en las fantasías, los arquetipos del inconciente colectivo asumen con frecuencia formas grotescas y horrorosas. Ni siquiera la conciencia más racional está inmunizada contra sueños angustiosos profundamente sentidos o representaciones angustiosas que tienen el carácter de la obsesión. Las explicaciones psicológicas de esas formas que no pueden pasarse por alto, ignorándolas o callándolas, conducen lógicamente a las profundidades de la fenomenología histórico-religiosa. En efecto, la historia de las religiones, en el sentido más amplio de este concepto (es decir, incluyendo la mitología, el folklore y la psicología primitiva) representa un tesoro de formaciones arquetípicas de las que el médico puede obtener valiosa ayuda en virtud de paralelos y de esclarecedoras comparaciones, para apaciguar o iluminar la conciencia, frente a la cual se presentan imágenes de la fantasía que le son extrañas y hasta amenazadoras, por así decirlo, un contexto que facilite la compresión. Como lo muestra la experiencia, esto se consigue del mejor modo mediante la comparación de materiales mitológicos.
fragmento de "Psicología y Alquimia" (Jung)
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La Psicología dialéctica (una visión de Lev Vygotski)

Para Vygotski los conceptos fundamentales de la psicología (psique, conciencia, inconsciente) no son tanto una dimensión psicológica, sino más bien “un problema que afecta a la propia psicología como ciencia”, transformando a la psicología como campo de actividad en un objeto de investigación. Al respecto, Kozulin señala: “Primero había que des-objetivar al enfoque psicológico mismo, es decir, exponerlo en toda su desnudez para someterlo a lo que Vygotski llamaba “el análisis metodológico” (la palabra “método” se utiliza aquí para referirse al conjunto de suposiciones filosóficas, ideológicas y culturales que sirven de guía en sus indagaciones a un científico determinado o a un determinado campo de conocimiento)”. Vygotski surge en el momento en que se hace manifiesta la división de la psicología. División que podríamos catalogar como fundante, y quizá nunca cicatrizada al interior de la disciplina. Pues se trata de dos tendencias que provienen por un lado de las Ciencias Naturales, por la otra de las Ciencias propiamente Humanas, y que encuentran su expresión más clara en la psicología fisiológica, explicativa y causalista si nos encontramos dentro del primer caso, o bien una psicología comprensiva, teleológica o del espíritu, si estamos en el segundo (Dilthey, Husserl, etc). 
El autor se posicionará críticamente frente a ambos polos de la investigación psicológica, en tanto ni el uno ni el otro son capaces de dar cuenta del lugar de la Historia y de la Cultura en el comportamiento en general, y específicamente en la formación de las funciones psíquicas superiores. 
Si la psicología empírica atomiza su objeto de estudio, desmembrando mecánicamente la psique en elementos aislados (psicología asociacionista), la psicología del espíritu incurrirá, según Vygotski, en un neoplatonismo, constituyéndose en un retorno de la psicología al idealismo puro: “Fisiología o matemática del espíritu. Bien lo uno, bien lo otro, pero no la historia del comportamiento humano como parte de la historia general de la humanidad” . 
Podemos sostener que gran parte del desarrollo teórico realizado por el autor, consistirá en una permanente crítica a ambas formas de psicología, dentro de las cuales introducirá, a veces forzosamente, gran parte de las teorías imperantes en su época. Desde la psico-neurología hasta la teoría estructural gestáltica (Koffka), padecerán de la enfermedad del anti-historicismo, en tanto diluyen lo histórico en lo natural. Y es que aunque las teorías hubiesen abandonado el estudio psicológico de corte explícitamente biologicista, seguían, a ojos de Vygotski, siendo partícipes de un enfoque naturalista, esto es: haciendo abstracción respecto del desarrollo cultural-histórico que posibilitaría la emergencia de una determinada forma de desarrollo. 
Posteriormente a la creación del laboratorio de psicología en Gomel, Vygotski realiza su primera aparición pública al interior del mundo de la psicología. Se trata de su presentación dentro del II Congreso Nacional de Psiconeurología en Leningrado. En dicha presentación realizó fuertes críticas a los métodos de investigación en reflexología, y en general al interior de la psicología. 
El interés de Vygotski es sentar las bases para una disciplina general que permita abordar la totalidad del comportamiento humano, lo que implica, sin lugar a dudas, establecer vías de comunicación entre las ciencias naturales y las humanas: “Estudiar el comportamiento de la persona sin la psique, como quiere la reflexología, es tan imposible como estudiar la psique sin el comportamiento. No es posible por tanto hacer sitio para dos ciencias distintas (...) la conciencia es una actividad correlativa dentro del propio organismo, dentro del sistema nervioso: la actividad correlativa del cuerpo humano consigo mismo”, y más adelante señalará: “Ser materialista en fisiología no es difícil. Pero prueben a serlo en psicología y, si no lo logran, continúen ustedes siendo idealistas” . Una de las formas que tomará esta tensión entre materialismo e idealismo al interior de las discusiones sostenidas por el autor, será a través del lugar que se le asignará a lo natural y a lo histórico respecto de la formación de la psique. 
De esta forma, uno de los puntos centrales que podemos ver en Vygotski, y que atravesará toda su obra, es la preocupación permanente por la tensión entre Naturaleza e Historia o Cultura. Para el autor, toda la psicología desarrollada hasta ese entonces ha caído inevitablemente en la abstracción de uno de los dos puntos en tensión. Esta tensión que -disciplinarmente- se daría entre naturalismo y metafísica, se repetiría una y otra vez en las diversas escuelas. Así, podemos leer: “El enfoque naturalista, propio de la psicología de orientación biológica, está representado esta vez por la teoría psicoanalítica, y el enfoque metafísico por la psicología comprensiva, orientada hacia la filosofía idealista” . En este sentido, el psicoanálisis se reduciría a una teoría que intenta explicar todo lo cultural a través de lo sexual, traduciendo con esto la cultura al lenguaje de la naturaleza, es decir, consideraría que las formaciones culturales no son otra cosa que rasgos sexuales representados en la psique, con lo cual este punto de vista sería ultranaturalista. Lo inconsciente serviría, de esta forma, de hipótesis ad-hoc para restablecer la continuidad de la vida psíquica, sin superar el biologicismo. Las pulsiones serían, a ojos de Vygotski, un substrato puramente orgánico de la vida psíquica, a la cual se le agregaría en forma secundaria lo cultural... 
En el entronque conceptual entre lo cultural y lo psíquico tiene un lugar central la noción de instrumento psicológico, referido a dispositivos artificiales (como el lenguaje, los signos algebraicos, las obras de arte, la escritura, los mapas, los dibujos, etc), que tendrían como función central dominar los procesos psíquicos. En palabras del autor: “Los instrumentos psicológicos son creaciones artificiales; estructuralmente son dispositivos sociales y no orgánicos o individuales; están dirigidos al dominio de los procesos propios o ajenos, lo mismo que la técnica lo está al dominio de los procesos de la naturaleza” . Vemos aquí que se pone en juego un paralelismo entre procesos sociales y [su incidencia sobre] lo psíquico, fruto de la influencia de la filosofía hegeliana sobre nuestro autor, pues remite a la idea de que el trabajo, y la transformación que se realiza con éste sobre el mundo de las cosas, transforma la conciencia humana. 
Una cuestión que debemos rescatar desde ya en la propuesta del autor, es que lo externo, no aparece como un ambiente neutro, sino como un lugar social marcado políticamente, en tanto relaciones de poder, de clase. Sin embargo, podemos ver que tiende a darle un sentido bastante mecánico a la “dialéctica del desarrollo”, escencializando los momentos del ser en sí y del  ser para sí, interponiendo entre ambos la mediación de los otros (mediación social). Dicha cristalización de los momentos, se pone en juego por ejemplo al interior de la “ley genética general del desarrollo”, según la cual: “Toda función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos planos; primero en el plano social y después en el psicológico, al principio entre los hombres como categoría interpsíquica y luego en el interior del niño como categoría intrapsíquica” . En este sentido, las funciones psíquicas aparecerían como herederas de la división social del trabajo, pues aquello que aparece unificado en la psique, antes estaba repartido entre los hombres. Este es uno de los principales puntos en los cuales se distancia de Piaget, en tanto este último suponía que el desarrollo se orienta a la socialización, mientras para Vygotski se orienta a convertir las relaciones sociales en funciones psíquicas. La tarea fundamental de la psicología dialéctica consiste precisamente en descubrir la conexión significativa entre las partes y el todo, en saber considerar el proceso psíquico en conexión orgánica en el marco de un proceso integral más complejo” ; Para la psicología dialéctica no habría en el mundo de la psique una coincidencia entre el fenómeno y la realidad. Es a través de esta problemática que nuestro autor se introduce en el concepto de Inconsciente: “Puede parecernos que hacemos algo por una causa determinada, pero en realidad la causa es otra. Podemos suponer, con todo el convencimiento que nos da la vivencia directa, que gozamos de libertad de voluntad y equivocarnos cruelmente al respecto” . En este sentido, al interior del proyecto de psicología que nos propone Vygotski, no hay una identidad entre psique y conciencia, ya que habrían fenómenos que sin dejar de pertenecer al ámbito de lo propiamente psíquico, serían inconscientes, pero potencialmente conscientes: “...el punto de vista dialéctico sostiene que lo inconsciente no es ni psíquico ni fisiológico, sino psicofisiológico o, dicho más exactamente, psicológico”.
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La depresión en el corazón

El sistema nervioso digital se incorpora progresivamente al sistema nervioso orgánico, al circuito de la comunicación humana. Lo recodifica según sus líneas operativas y su velocidad. Pero para que este cambio pueda realizarse, el cuerpo-mente tiene que atravesar un cambio infernal, que estamos presenciando en la historia del mundo. Para comprender y para analizar este proceso no nos bastan los instrumentos conceptuales de la economía política ni del análisis de la tecnología. El proceso de producción se semiotiza y la formación del sistema nervioso digital implica y conecta la mente, el psiquismo social, los deseos y las esperanzas, los miedos y la imaginación. Por ello tenemos que ocuparnos de la producción semiótica, del cambio lingüístico y cognitivo. Ese cambio pasa por la difusión de patologías. La cultura neoliberal ha inyectado en el cerebro social un estímulo constante hacia la competencia y el sistema técnico de la red digital ha hecho posible una intensificación de los estímulos informativos enviados por el cerebro social a los cerebros individuales. Esta aceleración de los estímulos
El pánico es un síndrome cada vez más frecuente. Hasta hace unos años los psiquiatras no conocían siquiera
este síntoma, que pertenecía más bien a la imaginación literaria romántica y que podía asemejarse al sentimiento de quedar desbordados por la infinita riqueza de formas de la naturaleza, por la ilimitada potencia cósmica. Hoy el pánico es sin embargo denunciado, con frecuencia cada vez mayor como síntoma doloroso e inquietante, como la sensación física de no lograr controlar el propio cuerpo, con la aceleración
del ritmo cardíaco, una creciente dificultad para respirar, incluso hasta el desvanecimiento y la parálisis.
Aunque, hasta donde sé, no hay investigaciones concluyentes sobre esto mismo, se puede apuntar la hipótesis de que la mediatización de la comunicación y la consiguiente escasez de contacto físico pueden producir patologías de la esfera afectiva y emocional. Por primera vez en la historia humana, hay una generación que ha aprendido más palabras y ha oído más historias de la televisión que de su madre. Los trastornos de la atención se difunden cada vez más. Millones de niños norteamericanos y europeos son tratados de un trastorno que se manifiesta como la incapacidad de mantener la atención concentrada en un objeto por más de unos segundos. La constante excitación de la mente por parte de flujos neuroestimulantes lleva, probablemente, a una saturación patológica. Es necesario profundizar la investigación sociológica y psicológica sobre esta cuestión.
Podemos afirmar que si queremos comprender la economía contemporánea debemos ocuparnos de la psicopatología de la relación. Y que si queremos comprender la psicoquímica contemporánea, debemos tener en cuenta el hecho de que la mente está afectada por flujos semióticos que siguen un principio extrasemiótico, el principio de la competencia económica, el principio de la máxima explotación.

Berardi, Franco - "La fábrica de la infelicidad" (Ed.Traficantes de sueños/mapas, 2003)
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Lev S. Vigotski - "La genialidad: Su relación con la herencia y las condiciones sociales favorables"

La genialidad no representa un todo genético cerrado que no se hereda en su totalidad. La transmisión hereditaria de algunos caracteres no implica que se herede el modo en que estos se combinan. Por eso es muy poco probable que se repita en la descendencia una igual o similar combinación compleja de caracteres, combinación que ya se encuentra en la base biológica de la personalidad de cualquier hombre genial. Por esta razón, aquellos talentos basados en conjuntos relativamente simples de rasgos elementales - por ejemplo, las dotes musicales - se heredan con mayor frecuencia que los más complejos en su composición psicológica -por ejemplo, el talento de un poeta.-
Condiciones económicas y sociales favorables pueden contribuir a una óptima utilización de las aptitudes innatas. Mientras que la herencia crea la posibilidad de la genialidad, sólo el medio social hace realidad esa posibilidad y crea al genio. Todo gran descubrimento o invento o cualquier otra manifestación genial es preparada durante el transcurso del desarrollo que la precede, es condicionada por el nivel cultural de la época, sus demandas y exigencias. Según Beltov (Pléjanov): "Los talentos aparecen siempre y en todas partes, donde y cuando existen condiciones sociales que favorecen su desarrollo. Esto significa que todo talento que se ha manifestado efectivamente en la realidad, es decir, todo talento que se ha convertido en fuerza social es fruto de las relaciones sociales" (...)

Fuente: L.S.Vigotski " La genialidad y otros textos inéditos" Ed. Almagesto. Bs.As. 1998
Imagen: Pintura de Karl Pavlovich Briullov "El genio del arte"

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Lev S. Vigotski - " El papel del ambiente en el desarrollo del niño"

El ser humano es una criatura que es social por naturaleza, cuyo desarrollo consiste, entre otras cosas, en el dominio de ciertas formas de actividad y de conciencia que han sido perfeccionadas por la humanidad durante el proceso de desarrollo histórico; este hecho es esencialmente el que provee los fundamentos para esta interacción entre la forma ideal y la rudimentaria. El ambiente es la fuente del desarrollo de estas características y atributos especificamente humanos, los más importantes porque históricamente evolucionaron como características de la personalidad humana. Latentes en cada ser humano por la creación orgánica de la herencia, existen en el ambiente, pero la única manera en que pueden ser hallados en cada ser humano individual es sobre la base de su pertenencia a un cierto grupo social. Y este ser humano individual representa una unidad histórica, que vive en cierto período histórico y en ciertas circunstancias históricas. Por consiguiente, estas caracteristicas y atributos especificamente humanos se manifiestan en el desarrollo del niño de maneras ligeramente diferentes a como lo hacen otras características y atributos, más o menos directamernte condicionados por el curso previo del desarrollo histórico humano. Estas formas ideales que han sido refinadas y perfeccionadas por la humanidad y que deberían aparecer en el final del proceso de desarrollo, prevalecen en el ambiente. Estas formas ideales influyen sobre los niños desde sus más tempranos comienzos, como parte del proceso de dominio de las formas rudimentarias. Y durante el curso de su desarrollo. los niños adquieren como sus propiedades privadas lo que originariamente represento solo una forma de su interaccion externa con el ambiente (...) Las funciones psíquicas superiores del niño , sus atributos superiores específicamente humanos, se manifiestan originariamente como formas del comportamiento colectivo del niño, como una forma de co-operación con otras personas, y sólo después se convierten en las funciones internas individuales del niño mismo...

Fuente: L.S. Vigotski " La genialidad y otros textos inéditos" Ed. Almagesto. Bs.As. 1998
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Vínculo y Mudanza subjetiva

(Dr. Héctor A. Krakov)


Pienso y defino el vínculo como una producción tercera, un producto emergente que es consecuencia del intercambio efectivo (con efecto) entre los miembros de una pareja. Vincularse supone interpenetración de mundos psíquicos merced a lo cual conforman, para ambos, un mundo vincular. Se trata de un nuevo contexto de significación, diferente del que cada uno portaba a partir de sus familias de origen o de vínculos significativos previos. El vínculo termina constituyéndose en un paraguas simbolizante, que instituye a los que conforman la pareja como sujetos de ese vínculo en particular.Esta sería la razón por la que todo nuevo vínculo generaría, a su vez, nuevos sujetos. A fin de darle una mayor precisión conceptual se puede decir que sujeto y otro, como categorías teóricas, se instituyen mutuamente. 
No es que no hubiera un sujeto antes: lo había pero era de vínculos previos y, por lo tanto, configurado con otros diferentes. Será consecuencia de cada intercambio significativo que sujeto y otro se construirán recíprocamente, por y para este vínculo en particular.
La posición sujeto con la que nos acercamos al otro, tendría un punto de anclaje en la vivencia de mismidad, que será conmovida por la inclusión del otro en el mundo significativo propio.
Aludo entonces a una historia subjetiva que corresponde a distintos momentos vitales en la que el sujeto, como tal, no tiene una corporeidad positiva , sino que esta sólo “posicionado”, como consecuencia de haber sido instituido por los otros en ese lugar. Entiendo que de ese modo se construye la categoría sujeto, que supone tanto subjetividad como sujeción a los otros.
Cada vínculo les exigirá a sus miembros un cambio posicional, en tanto implica el pasaje de una posición previa a otra, que tendrá carácter impredecible.
Es este pasaje el que es vivido como una mudanza subjetiva, inherente al establecimiento de todo nuevo vínculo que pide rendimiento subjetivo y exige condiciones, más allá de la voluntad de sus integrantes.
Por último, la inclusión del otro con su otredad en el mundo significativo propio va a conmover la vivencia de mismidad de cada participante del vínculo.
Será efecto de esta conmoción la emergencia de resistencias propias de la vincularidad, cuya elaboración va a implicar trabajo psíquico, tanto para los pacientes como para el analista.

fuente: Krakov H.. "Acerca de la noción de mudanza Subjetiva. Exploración conceptual desde una meta-psicología ampliada


Los fenómenos Transicionales  (Winnicott)

Winnicott observa que en el niño recién nacido existe un estado intermedio entre la tendencia a usar el puño o los dedos para estimular la zona oral en una forma "subjetiva" o "narcisista", y su salida al mundo de los objetos reales, objetivos, representados por un osito o un muñeco con el cual el bebé juega poco tiempo después. Dicho estadio intermedio está señalado por el uso de lo que el autor ha dado en llamar "objetos transicionales", que en realidad constituyen sólo la manifestación visible de un espacio particular de experiencia que no es definible como totalmente subjetiva ni como completamente objetiva: el de los fenómenos transicionales. Este espacio no es interior al aparato psíquico, pero tampoco pertenece del todo a la realidad exterior y, como veremos luego, constituye el campo intermedio en el que se desarrollarán tanto el juego como otras experiencias culturales. A partir de esta formulación interpreta que debe existir un estadio transicional entre la vida en la realidad subjetiva tal como el bebé la vive y la aceptación de la realidad exterior. Introduce entonces el aludido concepto de fenómenos transicionales, que utiliza "para designar la zona intermedia de experiencia entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la creatividad primaria y la proyección de lo que se ha introyectado, entre el desconocimiento primario de la deuda" (con el mundo exterior) "y el reconocimiento de ésta" (Winnicott, 1971). 
La pauta de los fenómenos transicionales empieza para Winnicott en un período variable que va desde los cuatro a seis meses hasta los ocho a doce. Como se puede apreciar, su aparición corresponde aproximadamente al estadio del objeto precursor de Spitz y a la etapa de simbiosis de Mahler. La manifestación observable de la emergencia de esta zona intermedia de experiencia es el uso del objeto transicional, que representa para el bebé una primera posesión del no-Yo. Efectivamente dicho objeto transicional no es el bebé, pero tampoco es concebido por éste como exterior a sí mismo. Posee características subjetivas a la vez que otras propias del mundo externo, representado esencialmente por la madre. Ejemplos de estos objetos pueden ser las mantitas, chupetes, pañuelos, etc., a los que el bebé se aferra en estos primeros meses, y que le proporcionan una defensa contra la ansiedad (especialmente la de tipo depresivo), siendo incluso a veces imprescindibles para poder conciliar el sueño. Aunque su variedad es infinita, dichos objetos comparten en general la característica de poder ser poseídos y manipulados por el bebé (que así adquiere derechos sobre ellos), pero a la vez presentan la condición de ser capaces de conservar el olor de la madre u otras de sus características particulares. De esta manera, representan el espacio que el bebé necesita para renunciar a la posesión omnipotente de su progenitora, conservando algo de la seguridad que ésta le proporciona. Como se ve, el objeto transicional puede ser concebido en este sentido como un precursor evolutivo de lo que luego se logrará por medio de las representaciones mentales. Pero para Winnicott, mucho más importante que el hecho de que el objeto transicional represente a la madre, resulta precisamente la circunstancia de no ser la madre. Esto indica que se ha aceptado algo como no-Yo, aunque este algo no sea tampoco del todo perteneciente a la realidad exterior objetiva. Esta es la paradoja que en opinión del autor debe ser tolerada, de manera que no es operativo formular la pregunta de si el objeto transicional fue creado por el niño o le fue presentado desde el exterior. La aceptación de esta paradojal imposibilidad de contestar la pregunta, supone la aceptación de todos aquellos fenómenos que no pueden ser considerados enteramente subjetivos ni objetivos, y que abarcan todo el campo de los fenómenos culturales. En este sentido, si bien como veremos, a la postre el objeto transicional se abandona y pierde importancia, ello no es porque desaparezca la zona de experiencia que éste expresa, sino porque precisamente su significación se ha extendido para abarcar todo el espacio propio de lo cultural.


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El valor de las palabras (Video de reflexión)


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Claudio Naranjo: "La Conciencia del aquí y ahora"

El Dr. C. Naranjo es un psiquiatra Chileno que se gradúa como Doctor en Medicina en 1959. Después de titularse fue contratado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile para formar parte del personal de un centro pionero en estudios sobre Antropología Médica (CEAM), fundado por Franz Hoffman en 1960, al mismo tiempo que ejerce la psiquiatría en la Universidad Clínica Psiquiátrica. Implicado en la investigación acerca de los efectos de la deshumanización de la educación médica tradicional, viaja brevemente a los Estados Unidos con una misión adjudicada por la Universidad de Chile: explorar el campo del aprendizaje perceptual. 
En 1976 comienza a ofrecer talleres en Europa, refinando aspectos del mosaico de acercamientos en el programa SAT: la terapia gestalt y su supervisión, las aplicaciones del "eneagrama" a la personalidad, la meditación interpersonal, y la música como un recurso terapéutico. 
Desde finales de los años noventa ha brindado muchas conferencias sobre educación y ha influido en la transformación del sistema educativo en varios países con la convicción de que nada es más esperanzador en términos de evolución social que el fomento colectivo de la sabiduría individual, la compasión y la libertad. Su libro «Cambiar la educación para cambiar el mundo» va dirigido a estimular los esfuerzos de profesores formados en el Programa SAT que comienzan a estar implicados en un proyecto de SAT-Educación, que se ofrece al personal de escuelas y a los estudiantes de las Escuelas de Magisterio como "un plan de estudios suplementarios" de autoconocimiento, reparación de la relación y cultura espiritual.

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Paul Diel: "Psicología de la motivación"

Las capacidades psíquicas son expresión práctica de la intensidad de los deseos orientada de manera sensata. 


Lo que orienta el empleo sensato de las capacidades y de su intensidad, fundada en el componente afectivo de los deseos, es el otro componente, la representación aclarada. (...) Toda valoración justa de los deseos, su espiritualización y su sublimación, la formación de capacidades multiples, es función del vigor del impulso vital, del deseo esencial, del principio animador y formador. Él es la capacidad esencial, el verdadero criterio de valor del hombre. El impulso en tanto no sea degradado y no esté disperso en insensatos deseos que se multiplican, se desplegará en capacidades fundamentales del Yo consciente: claridad del pensamiento, perseverancia de la voluntad, profundidad de los sentimientos. Ellas son el índice de la productividad esencial y vital, de la formación sana del carácter. Toda otra capacidad sólo tiene una importancia secundaria. 

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Enfermedades Psico-somáticas: Cuerpo, Alma y Espirítu (entrevista a Luis Chiozza)


1er Parte


2da Parte


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AMOR-ODIO (Sigmund Freud)


"Cuando el vinculo de amor con un objeto determinado se interrumpe, no es raro que lo remplace el odio; por lo cual recibimos la impresión de que el amor se muda en odio. Pero, en tales casos, el odio (que tiene motivación real), es reforzado por la regresión del amar a la etapa sádica previa en el desarrollo libidinal, de suerte que el odiar cobra un carácter erótico y se garantiza la continuidad de un vínculo de amor como en aquellas etapas infantiles". "El psicoanalista entiende la sexualidad infantil en aquel sentido pleno al que uno se ve llevado por la apreciación de la sexualidad infantil (...) Si ustedes quieren, pueden caracterizar al tratamiento psicoanalítico solo como una educación retomada para superar restos infantiles"

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Jaques Derrida (monólogo) : La significación de lo que hemos vivido


Víspera de Gozo y la conexión embarazo - placer femenino: Mito de Tiresias 

...Salinas entiende el deseo como "víspera". Víspera del Gozo. Por eso su poesía llega tan directamente a las mujeres. Víspera de orgasmo, sensualidad mucho más que sexualidad localizada, directa, genital, sin paliativos. Prolegómeno, siempre infinitamente más atractivo que el placer mismo. Ese bordear el placer, ese dilatar el momento que ciertos musulmanes practican como técnica amatoria, es característica, parece,  de la    manera femenina de concebir la pulsión erótica. La masculina, en cambio, tiende a la brevedad, aquí te pillo, aquí te mato (...) Tiresias, gran conocedor de los humanos, ya dirimió la cuestión de la diferencia de una manera bastante sintomática cuando fue llamado por Zeus y Hera para saber cual de los dos géneros gozaba mas con el amor. Tiresias lo resolvió de este modo: el hombre siempre disfruta una décima parte, la mujer completa el resto gozando con el alma. Hera se enojo mucho y castigó a Tiresias dejándolo ciego. No le gustó eso de "gozar con el alma". Zeus por el contrario le otorgó poderes adivinatorios y larga vida.  Lacan, comentando el pasaje, advierte que aparte del placer fálico masculino, existe otro goce femenino diferente mucho mas complejo y relaciona estas nueve décimas parte con los nueve meses de embarazo durante los cuales llevamos dentro una criatura.


Fuente: Riera, Carme. "Tiempo de Espera" Ed. Lumen. 

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Slajov Zizek: "La ficción escenifica lo que somos"


"Necesitamos la excusa de una ficción para escenificar aquello que realmente somos". Slavoj Žižek.  (Fragmento de "The pervert´s guide to cinema". Subtitulado).

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Mi "pequeño y dulce" perverso polimorfo...


(...) Ustedes incurren en el error de confundir sexualidad con reproducción, y así se cierran el camino para comprender la sexualidad, las perversiones y las neurosis. Pero este error es tendencioso. He aquí lo notable: tiene su fuente en el hecho de que ustedes mismos fueron niños y como tales estuvieron sometidos a la influencia de la "educación". La sociedad, en efecto, tiene que hacerse cargo, como una de sus más importantes tareas pedagógicas, de domeñar la pulsión sexual cuando aflora como esfuerzo de reproducirse, tiene que restringirla y someterla a una voluntad individual que sea idéntica al mandato social. También tiene interés en posponer su desarrollo pleno hasta que el niño haya alcanzado un cierto grado de madurez intelectual; es que con el afloramiento pleno de la pulsión sexual toca a su fin también, en la practica, la docilidad a la educación. En caso contrario la pulsión rompería todos los diques y arrasaría con la obra de la cultura, trabajosamente erigida. Por otra parte, la tarea de domeñarla nunca es fácil; se la consuma con defecto o con exceso. El motivo de la sociedad humana es, en su raíz ultima, económico; como no posee los medios de vida suficientes para mantener a sus miembros sin que trabajen, tiene que restringir su número y desviar sus energías de la práctica sexual para volcarlas al trabajo. Vale decir, el eterno apremio de la vida, desde los tiempos primordiales continúa hasta el presente.
La experiencia tiene que haber mostrado a los educadores que la tarea de guiar la voluntad sexual de la nueva generación solo podía cumplirse si se empezaba a influir sobre ella desde muy temprano, si en lugar de esperar la tormenta de la pubertad se intervenía ya en la vida sexual de los niños, que la preparaba.
Con este propósito se prohibieron y se desalentaron en el niño casi todas las practicas sexuales; se estableció como meta ideal conformar asexuada la vida del niño, y en el curso de los tiempos se consiguió por fin que realmente se la tuviera por asexual; la ciencia proclamo después esto como doctrina. Además, para no ponerse en contradicción con esa creencia y esos propósitos, se omitió ver la practica sexual del niño, lo cual no es poca hazaña, o bien los hombres de la ciencia se conformaron con atribuirle una significación diversa. El niño es juzgado puro, inocente, y el que describía las cosas de alguna otra manera puede ser acusado de impío, sacrílego de los tiernos y sagrados sentimientos de la humanidad.

Sigmund Freud. Conferencia 20ª: La vida sexual de los Seres Humanos (1905)

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El sujeto-deseo-objeto: Una explicación psicoanalítica de los sueños


El objeto para el sujeto humano está perdido. No existe un objeto que complemente al sujeto humano. Así el deseo es algo que esta constantemente desplazándose. Y asi se transforma en el motor de vida. Para salir al mundo exterior y luchar por lo perdido. Es por ello que el deseo es necesario, es fuerza motora entre lo buscado y lo encontrado. El deseo es la diferencia entre lo buscado y lo encontrado. Hemos perdido algo que estamos constantemente deseando y que nunca más podremos recuperar. Lo que nos satisface en un mismo instante deja de hacerlo. Los sueños son formas arcaicas en la cual "alucinamos" encontrar el objeto perdido, forma parte de esa búsqueda. Pugna por manifestarse, salir a la luz de la conciencia pero se encuentra con la censura y emprende el camino regrediente investido de desfiguraciones aportadas por los restos diurnos de lo que hemos vivenciado. Así lo que motoriza al sueño es el deseo inconciente que buscar satisfacerse de la misma forma que la primera vez con resultado nefasto. El objeto está perdido, definitivamente. 
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Hambre de ser.  El impulso voraz (Por Alberto Santiere)


La manera de la ingesta revela aspectos del mundo relacional y del posicionamiento subjetivo del que nadie escapa. El impulso voraz no transcurre necesariamente por andariveles identificatorios como en la fábula de La Fontaine "La rana que quiso hincharse como un buey". Sin desconocer que la insistencia del mercado mediante propagandas, abre cada vez más las bocas para generar la ilusión de colmar la carencia con algún producto cuyo brillo fálico hace olvidar que jamás fue buscado. De la misma forma permance inconsciente la raiz del impulso que anula totalmente el "termostato" regulador del hambre y a las percepciones consiguientes. Pero la boca es una especie de túnel conectado a la pulsión que hunde o rescata. Lo que se deglute pasa por ahí y paga peaje si lo compulsivo escribe la historia, tal vez tanto como comer con culpa (o de cuando la dieta es tirana). (...) Lo oral -tan unido a la primera experiencia de satisfacción , a lo que se pierde para siempre- se asocia a la quimera de atrapar al objeto y taponar la falta. Así lo fallido repite la escena una y otra vez, fabricando una curiosa ecuación que profundiza el sufrimiento: entra más de lo que sale pero no hay ahorro porque la diferencia se paga con la obesidad. Lo indiferenciable crece perdiendo los límites...también del cuerpo.

fuente: Revista "Imago Agenda". Nro 145. Noviembre 2010. pág. 3. 
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El Miedo al Futuro como crisis de Sentido (Elisabeth Lukas)


¿Cuál es el origen del miedo al futuro?
 Comúnmente los médicos, psicólogos y psiquiatras relacionan rápidamente los síndromes de angustia con neurosis, pero seríamos injustos con la enorme cantidad de personas que miran hacia el futuro con justificada seriedad si las tildáramos a todas de neuróticas.
No se puede concebir ningún origen orgánico ni psicológico en el que radiquen el miedo epidémico al futuro y la falta de esperanza. Solo se puede entender como una enorme "agitación noógena" del género humano. La pregunta ¿carecemos de futuro? Significa en otras palabras: nos falta el convencimiento de que sería conveniente invertir la inteligencia y el corazón, la mente, el espíritu y todas nuestras fuerzas en la conquista de un futuro digno donde poder vivir. Podríamos incluso estar dispuestos a dar un volantazo en un esfuerzo general si sintiéramos que nuestra existencia tiene sentido. Lo que nos falta no es el futuro en si, sino la creencia en un futuro “rentable” para invertir en él.
El futuro es, pues, ¿rentable? Absolutamente! Más aún, está bajo nuestra responsabilidad, es nuestro material para crear el cielo o el infierno en la tierra.  Frankl utilizaba un símil Bíblico para expresar esto: “si el génesis dice que Dios hizo al hombre el sexto día de la creación y descansó el séptimo, nosotros podemos decir que entonces Dios se cruzó de brazos el séptimo día y que desde entonces, al hombre, al hombre le queda lo que hace a partir de sí mismo. ¿y qué hace Dios? Esperar… y ver cómo el hombre pone en práctica de forma productiva las posibilidades creadas. Pero estas posibilidades todavía no se han agotado y Dios espera, descansa, todavía es sabbat, sabbat permanente".

Extracto de reflexiones de Elisabeth Lukas (discípula de Viktor Frankl) por M. Teresa Lemus Vanek
fuente: Logoforo (Foro de Logoterapia)
http://www.logoforo.com/el-miedo-al-futuro-como-crisis-de-sentido/

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Frustración, Deseo diferido y Comportamiento compulsivo de consumo


El individuo puede experimentar el efecto de algún deseo no satisfecho o una meta o proyecto que ya no podrá alcanzar o realizar debido a la imposibilidad de reunir las condiciones necesarias y suficientes para su materialización. Esto le produce un estado de desagrado denominado frustración. Una meta substituta puede no ser tan satisfactoria como la primera pero sí suficiente para desvanecer la tensión producida por
no alcanzar la meta inicial y producir frustración (Schiffman y Lazar, 2001). Las personas con menos capacidad para adaptarse a la frustración y generar metas sustitutas son propensas a adoptar mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son procesos mentales inconscientes en que los individuos “redefinen mentalmente situaciones decepcionantes para proteger la imagen de sí mismos y defender su autoestima” (Schiffman y Lazar, 2001). Entre los mecanismos de defensa se incluyen: la agresión, la racionalización, la regresión, el retraimiento, la proyección, el autismo, la identificación y la represión (mecanismo de introyección).
La mayoría de las necesidades de una persona permanecen adormecidas gran parte del tiempo hasta que por la excitación de estímulos internos fisiológicos o procesos emocionales del individuo o estímulos de la ambiente externo se activan. Barajas (2001) establece que una persona puede dilatar o retardar la compra, uso y disfrute de un bien o servicio deseado en su niñez hasta varias décadas después, cuando ya está en posibilidad de adquirirlo. Barajas (2001) llama deseo diferido a la “actitud latente que se encuentra en el consumidor” y que se manifiesta en “la esperanza o el ánimo de conseguir un producto que anheló en alguna etapa de su niñez”, cuya espera causa un estado de “tensión o frustración”, la cual genera “la preferencia hacia determinado producto, que influye y se manifiesta posteriormente mediante un comportamiento de compra”.
Fuente: David Gómez Sánchez, Ramón Gerardo Recio Reyes, Eugenia Inés Martínez López de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (México) en "EL DESEO DIFERIDO DE LOS PADRES POR OBTENER UN TÍTULO REFLEJADO EN LOS HIJOS AL ELEGIR SU CARRERA"
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Mijaíl M. Bajtín - La palabra, translingüística y polifonía

La palabra siempre aparece llena de un contenido o de una significación ideológica o pragmática. Así es como comprendemos la palabra y respondemos únicamente a una palabra que nos afecta en una situación ideológica o vital, palabra compartida, construida y comprendida al lado del otro (Voloshinov, 1992). Los hablantes pueblan de significado sus mundos a través de las palabras, aprendiendo de las mismas. Lo anterior implica compromisos de carácter social e individual. Toda palabra expresa a “una persona” en su relación con “la otra”. En ella me doy forma a mí mismo desde el punto de vista del otro; a fin de cuentas, desde el punto de vista de mi colectividad. La palabra es el puente construido entre el yo y el otro. Si un extremo del puente está apoyado en mí, el otro se apoya en mi interlocutor. La palabra es el territorio común compartido por el hablante y su interlocutor (Voloshinov, 1992). De esta manera,al momento de ser empleada, contempla y transforma en su uso, tanto a quien la dice como a quien se espera la reciba. En este diálogo de transformación, aprendizaje y conformación del sujeto, el discurso se organiza como la palabra acerca del que está presente, del que oye y del que puede contestar (Bajtín, 1988; Zavala, 1992). Lo anterior permite afirmar, siguiendo a Bajtín (1988), que sólo una orientación dialógica, formadora y participativa toma en serio la palabra ajena y es capaz de apreciarla como una postura que tiene un sentido, como otro punto de vista. Mi palabra establece un nexo más próximo con la ajena sin fundirse, pero sí transformándose con ella al mismo tiempo; sin disolver en sí su significado, sino resignificándola y comprendiéndola de otra manera. Es decir, conservando plenamente su independencia en tanto que palabra, únicamente gracias a una orientación dialógica interior. Por tanto, una palabra jamás es del todo propiedad de una persona, pues incorpora las valoraciones previas, lo aprendido con ella y que subsisten como eco. Otro aspecto importante sería la distinción entre significado y sentido, esto es, entre lo que un diccionario dice y el matiz particular que unos hablantes específicos crean en una situación comunicativa concreta, y cuyo resultado sería la apropiación de la palabra. Una última cualidad de la palabra sería su polifonía,esto es, simultáneamente es nuestra palabra y la palabra ajena. En otros términos, expresa tanto la posición personal, lo que entiendo yo y lo que pretendo entender que me es ajeno. Así, en la palabra coexisten de forma sutil varias voces, que aprenden y transforman sentidos que se interaniman de diversas maneras, de modo que, en una misma intervención, puede haber más de un acento, una postura, una visión del mundo. Por ello, lo que importa es poder identificar primero quién está hablando en cada momento para, de esta manera, estar en condiciones de determinar los cambios de voces y perspectivas ideológicas que se dan, sin que necesariamente haya indicación externa alguna (Wertsch, 1993). Como corolario de lo anteriormente expuesto, se tiene que cuando Bajtín habla de la palabra entiende a la lengua en plenitud, compleja, viva, mientras el análisis lingüístico ve sólo las palabras y las interrelaciones entre sus aspectos abstractos (fonéticos, morfológicos, sintácticos, etc.), y no la percepción artística viva y el análisis sociológico concreto.
La translingüística: Bajtín critica la lingüística tradicional por su análisis, abstraído de todo significado, de la palabra y la oración. Pero el reivindica la inexorable unión de palabra e intencionalidad, por eso, él se niega al estudio de unidades inexplicables y se centra en el análisis del enunciado (término que engloba palabra y significado). La unidad de análisis de la lingüística no se dirige a nadie ni es emitida por nadie, sería un estudio endotextual y monológico del texto, difícilmente comprensible hoy en día cuando, gracias a las aportaciones de grandes autores (Bajtín, entre ellos), nos es casi imposible entender un texto sin intención o direccionalidad.
Polifonía del discurso: Bajtin rechaza la concepción de un "yo" individualista y privado; el "yo" es esencialmente social. Cada individuo se constituye como un colectivo de numerosos "yo" que ha asimilado a lo largo de su vida, en contacto con las distintas “voces” escuchadas que de alguna manera van conformando nuestra ideología. Nunca estaremos por fuera de la ideología porque "hablamos con nuestra ideología (nuestra colección de lenguajes, de palabras cargadas con valores)." (Booth, 257)
Para Bajtín un lenguaje social es un discurso propio de un estrato específico de la sociedad (según la profesión, la economía, etc.), en un sistema social dado y en un momento determinado

Fuente: E. Ruiz Carrillo- Luis B. Estrevel Rivera. "La ideología y la transformación de sujetos". UNAM, 2008.
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EL ESTADIO DEL ESPEJO (Jacques Lacan)


Un Sujeto se constituye en relación al Otro. Son las palabras del Otro las que nos convierten en seres del lenguaje y nos humanizan; son los significantes del Otro, con sus demandas, sus significaciones, con su falta, los que nos revisten, nos estructuran y dan lugar al Sujeto: y para hablar justamente de las relaciones interpersonales, Lacan propone una teoría que es la del Estadio del Espejo (...) es ese tiempo en el que la identificación imaginaria produce una transformación en el Sujeto al asumir este su imagen. Se produce a partir de los 6 meses y será la imagen especular que dará al niño la imagen de su cuerpo y la que establecerá la relación de este con el mundo circundante.(...) El YO será entonces la imagen del espejo en su forma invertida; el Sujeto se confunde con la imagen, y esta captación imaginaria se reflejará también en las relaciones con sus semejantes. Será en la imagen del Otro donde se reconocerá. (...) Para que el Sujeto tenga acceso a lo imaginario, es necesario el ojo que lo simboliza; es decir, un lugar en el mundo de la palabra. Esto implica que la relación especular está bajo la dependencia del gran Otro. Por eso Lacan dirá que ese momento de alienación en la imagen es un momento de triunfo, pero también de derrota, en tanto queda establecida esa dependencia en relación al Otro. Se aliena, entonces, a la imagen de sí, pero esta es una imagen que el Sujeto no ve en forma directa; lo que él ve es la imagen de sí en el ojo del Otro (...) Busca, en esa mirada que lo mira, el reconocimiento. Reconocimiento que le permita el pasaje del "eres Tú" al "Soy Yo". El "gran Otro" donará los significantes en los cuales se va a alienar y que recortarán la imagen a la que se identificará. A partir de allí, será en la imagen del otro donde se reconocerá; aparecerá la agresividad, como esa tensión especular, y sus objetos de deseo estarán siempre en relación con el objeto del deseo del Otro.

Fuente: A. Liliana Serrano. en ¿La cigueña o el repollo?. Revista Quesedigaseolvida - Triempo. Nro. 1998. Mayo 2010. Buenos Aires.
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EL INCONSCIENTE (S. Freud)


"Nuestra tópica psíquica provisionalmente nada tiene que ver con la anatomía; se refiere a regiones del aparato psíquico, donde quiera que estén situadas dentro del cuerpo, y no a localidades anatómicas.
El inconsciente no está en ningún profundo lugar del organismo, ni en una abstracta profundidad. El inconsciente está en la superficie del discurso, en el decir."
S. Freud - Lo Inconsciente, en La Multivocidad de lo Inconsciente y el punto de vista tópico, 1915

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Video: Audio de S. Freud para BBC de Londres - 1938