7/5/12

Isabel Allende: "Dos palabras" (Eva Luna)

Eva Luna, es el nombre de una novela escrita por Isabel Allende en 1987. Fue traducida al inglés por Margaret Sayers Peden.La protagonista nace en la morada de un excéntrico científico y es huérfana de madre desde pequeña. Trabaja desde muy joven como empleada doméstica. Su vida es una lucha constante por la supervivencia, aunque gracias a la ayuda de muchas personas que aparecen en su vida, logra convertirse en una mujer madura.Eva es capaz de inventar maravillosas historias lo que le permite entablar amistad con Huberto Naranjo.Es la autora ficcional de Los cuentos de Eva Luna.
La novela toma muchos elementos del realismo mágico. Aun la historia polícial del país, a través de varias décadas tras cada mitad del siglo XX, tiene muchas semejanzas con el país de origen de la autora, Chile, la geografía y el contexto social de la historia muestran una sociedad más similar a la de Venezuela, país en que vivió al exiliarse.

"Dos palabras" (Cuentos de Eva Luna)

Belisa Crepusculario es el nombre de la protagonista quien dedica su vida a vender palabras. De naturaleza errante, Belisa recorría extensos caminos para llevar noticias u ofrecer sus servicios a quien los necesitase. Había incluso quienes la esperaban pacientemente y pagaban cinco centavos para escuchar algunos versos de memoria, o nueve para que escriba cartas de enamorados, o doce para aprender insultos novedosos dedicados a enemigos irreconciliables. También sabía cuentos inspirados en sus viajes. Todos sabían quien se había muerto, que boda sucedió recientemente o los pormenores de la guerra civil. Además, si la tarifa por sus servicios rebasaba los cincuenta centavos, Belisa regalaba una palabra secreta al cliente quien tenía la seguridad de que esa palabra sólo le pertenecía a él y nada más a él.
Había nacido en una zona miserable, un desierto cruel que tomó para sí a cuatro hermanos menores. Consiente de que ella podría ser la siguiente huyo del lugar, un encuentro casual con un periódico cambio su destino. Al enterarse del contenido de aquellas palabras ordenadas, se dió cuenta del poder de las mismas y que se podía comerciar con ellas. Con sus ahorros le pago a un cura para que le enseñara a leer y escribir, se compró un diccionario que leyó por completo y después tiró al mar pues no quería estafar a sus clientes con palabras envasadas.
Cierto día, Belisa vendía argumentos de justicia cuando un grupo de jinetes irrumpió en la plaza. Los hombres obedecían ordenes del Coronel quien a su vez se ocupaba de la guerra civil. Los hombres venían por Belisa por ordenes directas de su jefe. Fue así como Belisa se encontró con el hombre más temido del país.
El Coronel deseaba encontrar a aquella mujer cuya fama había llegado hasta sus oídos para que le ayudara en su propósito de ser presidente de la nación. Cuando Belisa llegó ante él supo que se encontraba frente a un hombre solitario y triste. El Coronel estaba harto de ser tan temido y quería que Belisa le escribiera un discurso lo suficientemente convincente para poder materializar su sueño y llegar a la presidencia por votación popular y no por la fuerza como hasta entonces acostumbraba. Belisa se puso a trabajar, meticulosamente clasificó y desechó palabras, una vez terminado el trabajo, se dispuso a leerlo varías veces para que el coronel se lo aprendiera pues no sabía leer. Todos quedaron conmovidos por el discurso de Belisa y el coronel se convenció de que servía de verdad. Llegado el momento de hacer cuentas, Belisa le ofreció dos palabras que por derecho al pago merecía. El coronel no se interesaba por aquellas palabras pero, feliz por el resultado se prestó a oírlas. Una atracción insinuada se materializó cuando Belisa se inclinó hacía él y le murmuró sus dos palabras.
Todo el país fue recorrido por el coronel quien repetía una y otra vez el mismo discurso para la gente, y sus dos palabras para sí. Sin embargo, mientras el tiempo pasaba, la salud del coronel se vió extrañamente mermada, se le veía cansado y ajeno a todo. Un asistente del coronel le preguntó el motivo de su desgano y éste le contestó que era obra de aquellas dos palabras. Nada se podía hacer pues aquellas palabras sólo le pertenecían a él, de modo que se mandó traer de nuevo a Belisa para que deshiciera aquel encanto.
Todo mundo se quedó sin habla cuando aquella joven fue presentada de nuevo ante el coronel quien cambió su expresión de furia por una más humana. Belisa le tomó de la mano luego de observarse ambos detenidamente, el hombre más temido del país se dejo llevar, dócil, por aquella joven.