1/1/11

Finales e Inicios...

El final de un ciclo no coincide por lo general con el final del año y mucho menos un primero de enero marca el inicio de una "nueva persona" ni un "nuevo mundo". Al despertarme ésta mañana, todo estaba en el mismo lugar en que lo dejé; y he ahí la respuesta.
La gran mayoría de las personas creemos que pasar de un año a otro puede despertar o iluminar mágicamente un cambio esperado, resolver lo que hace tanto tiempo no queremos o no podemos resolver...
Hay etapas, momentos o situaciones que nos marcan que algo está cambiando. El cambio que se inicia desde la voluntad de nuestra interioridad y aquél que se lleva a cabo en la acción concreta y encaminada al logro del objetivo suele ser el cambio exitoso. Pero esto suele ocurrir en cualquier momento de un año, el menos pensado, o -como es muy normal que ocurra- posterior a una crisis, profunda y dolorosa, que nos replantea todo lo mal que hemos vivido en esa "otra" vida, en ese momento pasado que nos brinda como resultado la experiencia.
Otras situaciones, en cambio, marcan el fin de una actitud, de una actividad o el alejamiento de aquellas cosas mustias que ya no nos despiertan pasión, ganas de, ni amor ni nada. Sólo el respeto de haber pasado por allí y haber aprendido. Que no es poco.
Y otras, requieren un cambio tan estructural como profundo, tan alejado de nuestras posibilidades de influir directamente sobre ello: Hablo de actitudes políticas, de la educación de un pueblo, de la cultura. Nos podrían llevar varios cientos de fines de año para dar vuelta ciertas desprolijidades de nuestra idiosincracia.
Por ahora me tomo buen  mate con Mariela, hablamos de la vida, de los pequeños proyectos, de algún libro no leído, de lo bien que la pasamos en esos momentos que por suerte se reciclan cada mañana o tardecita. Y son las cosas que no cambio por nada, más allá de las vueltas y vueltas del calendario que se nos escapa de las manos. Las que tienen un final y un inicio eterno, reconfortante, día a día.