Nubes...Existo sin que lo sepa y moriré sin que lo quiera. Soy el intervalo entre lo que soy y lo que no soy, entre el sueño y lo que la vida hizo de mí, el promedio abstracto y carnal entre cosas que no son nada, siendo yo nada también; Nubes...¡Qué desasosiego si siento, qué incomodidad si pienso, qué inutilidad si quiero! Nubes. (...) Me interrogo y me desconozco. Nada útil he hecho ni nada haré que me justifique. He consumido la parte de mi vida que no perdí en interpretar confusamente nada, haciendo versos en prosa con las sensaciones intransmisibles con que hago mío el universo incógnito. Estoy harto de mí, objetiva y subjetivamente. Estoy harto de todo, y del todo de todo.
(...)
Fluido, el abandono del día termina entre púrpuras exhaustos. Nadie me dirá quien soy, ni sabrá quién fui. Bajé de la montaña ignorada al valle que ignoraría, y mis pasos fueron, en la tarde lenta, vestigios dejados en los claros de la floresta. Todos los que amé me olvidaron en la sombra. Nadie supo del último barco. En el correo no había noticia de la carta que nadie habría de escribir.
Todo, sin embargo, era falso. No contaron cuentos que otros hubiesen contado, ni se sabe con seguridad de aquel que partió otrora, con la esperanza del embarque falso, hijo de la bruma futura y de la indecisión por venir. Tengo un nombre entre los que tardan, y ese nombre es sombra, como todo.