El placer nos distrae a veces más de la cuenta, cosa que puede resultarnos fatal. Por eso los placeres se han visto siempre acosados por tabúes y restricciones, cuidadosamente racionados, permitidos sólo en ciertas fechas, etc.; se trata de precauciones sociales (que a veces perduran aun cuando ya no hacen falta) para que nadie se distraiga demasiado del peligro del vivir.
Por otro lado están quienes sólo disfrutan no dejando disfrutar. Tienen tanto miedo a que el placer les resulte irresistible, se angustian tanto pensando lo que les puede pasar si un día le dan de verdad gusto al cuerpo, que se convierten en calumniadores profesionales del placer (...) A los calumniadores profesionales del placerse los llama "puritanos". ¿Sabes quién es puritano? El que asegura que la señal de que algo es bueno consiste en que no nos gusta hacerlo. El que sostiene que siempre tiene más mérito sufrir que gozar.
Michael de Montaigne decía: "Hay que retener con todas nuestras uñas y dientes el uso de los placeres de la vida, que los años nos quitan de entre las manos unos después de otros"
Hay que saber entregarse al saboreo del presente, lo que los romanos (y el poco latoso profe-poeta de El club de los poetas muertos) resumían en el dicho "carpe diem".
Pero esto no quiere decir que tengas que buscar todos los placeres de hoy. Uno de los medios más seguros de estropear los goces del presente es empeñarte en que cada momento tenga de todo y que te brinde las satisfacciones más dispares e improbables. No te obsesiones con meter fuerza en el instante que vives los placeres que no pegan; procura más bien encontrarle el guiño placentero a todo lo que hay (...) Usar los placeres, como dice Montaigne, es no permitir que cualquiera de ellos te borre la posibilidad de todos los otros y que ninguno te esconda por completo el contexto de la vida nada simple en que cada uno tiene su ocasión. La diferencia entre el "uso" y el "abuso" es precisamente ésa: cuando usas un placer, enriqueces tu vida y no solo el placer sino que la vida misma te gusta cada vez más; es señal de que estás abusando el notar que el placer te va empobreciendo la vida y que ya no te interesa la vida sino ese particular placer. O sea que el placer ya no es un ingrediente agradable de la plenitud de la vida, sino un refugio para escapar de la vida, para esconderte de ella y calumniarla mejor.
Fernando Savater (ETICA PARA AMADOR)