6/5/11

El arte de fumar pipa

La pipa y fumar en pipa, siempre han tenido un importante lugar en la pintura. Originariamente, la pipa se pintaba sobre todo en la mano o en la boca del fumador. Apenas aparecía como objeto en naturalezas muertas. En algunos cuadros aparece como frágil instrumento de fumar junto a una calavera y un reloj de arena para representar lo efímero de la vida humana. Pero no sabemos por que se ha utilizado tan poco como símbolo de la buena vida. Seguramente, en las mesas rebosantes de frutas, carnes y caza no quedaría mal una pipa como acompañante de manjares y buenos vinos. Pero hasta bien entrado el pasado siglo no puede decirse que se utilizara. Solo con la llegada del Cubismo, sin duda a causa de sus formas, comenzó a aparecer la pipa como objeto en las obras de artistas famosos como Picasso, Braque, entre otros. Pero el fumador pintado en la figura de un amigo, un burgués en su casa o como autorretrato, ya ha sido sujeto de incontables pinturas desde hace 300 años. Al fumador se lo representa invariablemente como una persona satisfecha.
El mundo de la pipa está lleno de sorpresas placenteras. Para muchos, es un mundo lejano, desconocido, casi inaprensible. Hay quien no se atreve a penetrar en él, quien lo hace tímidamente, se adentra unos pasos y desiste aterrado por los primeros obstáculos, aunque intuye que, más adentro, hay algo que le atrae. Hay quien sigue adelante y a cada paso va descubriendo, uno a uno, los secretos de la pipa. Al contrario que el cigarrillo, la pipa requiere un aprendizaje. Si no encuentras a algún fumador experto que te aconseje, que te enseñe a cargar la pipa, a mantenerla encendida, que te instruya sobre tipos de tabaco, etc., la empresa está condenada al fracaso. Por eso, mucha gente ha comenzado en algún momento a fumar en pipa, pero tuvo que dejarlo al poco tiempo y regresó a los cigarrillos, al consumo fácil y precipitado de humo y nicotina. La pipa ha de fumarse con parsimonia, lentamente. Las prisas, el ajetreo, no nos dejarán disfrutar de la fumada. Para eso ya están los cigarrillos. Nuestro sillón favorito, una buena música, quizás una bebida, contribuirán a que el placer de la fumada sea aún mayor. 
Fumar en pipa es una ceremonia. El pipador sumido en el éxtasis de la fumada dejará volar su imaginación y podrá encontrar soluciones a buen número de sus problemas. 
Dicen que el humo de la pipa relaja al fumador. Parece que no es el humo, puesto que el ácido nicotínico es estimulante, no tranquilizante. Lo que relaja, lo que apacigua los ánimos es el acto mismo de fumar. Recordemos a los indígenas americanos, acostumbrados a fumar la "pipa de la paz". La pipa nos apacigua, nos tranquiliza, disminuye el estrés de la vida cotidiana y, a la larga, mejora nuestra salud y bienestar. 
La pipa es el mejor modo de fumar. El más bonito, sano, natural, inteligente, auténtico, sencillo modo de fumar. Interrogáis a un fumador de pipa y este os confirmará que fumar en pipa es una de las costumbres más deliciosas y elegantes de la vida, fumar en pipa no solo es manantial de máximo placer, se prolonga hasta ser arte.  A menudo, el pipador se convierte en coleccionista de pipas. Año a año, mes a mes, día a día, ve como su "harén" aumenta. Todas las formas, los colores, de brezo, de espuma de mar, rectas, curvas, de paseo, de lectura...Todas son hermosas, llegan a ser nuestras amigas, nuestras amantes. 

Fresco: Courbet, 1849. "El hombre de la pipa"

Fuente: Revista Pipe Magazine
http://www.taringa.net/posts/info/920356/El-Arte-de-Fumar-en-Pipa.html
http://www.guiaepicureo.com.ar/puros/el_arte_de_fumar_en_pipa.html